lunes, 8 de diciembre de 2014

Toda la Plaza Mayor de Lima lució espléndida en Vigilia por la Inmaculada

Lo sucedido esta noche, víspera de la Inmaculada, en el marco del XX Sínodo Arquidiocesano Limense, quedará registrado en la memoria de la ciudad y de la arquidiócesis como noche histórica, auténtico hito en la trayectoria de la ferviente devoción limeña a la Inmaculada. Ha sido toda una lección de tradición y modernidad, de tierna devoción pero para nuestro mundo, al estilo del Papa Francisco, haciendo lío del bueno y del que llega –a través de las redes sociales- a todos los rincones.

 De ello se han encargado numerosas parroquias, movimientos, colegios, universidades, cofradías y hermandades, el pueblo fiel, que hicieron un alto en sus actividades para juntos salir a la Plaza Mayor de Lima y pedir a la Virgen Inmaculada por las intenciones del Papa, del arzobispo y autoridades eclesiásticas, por la nación peruana y toda la humanidad, en la denominada "Noche de las luces", en la víspera de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el domingo 7 de diciembre.

Con vivas como "con Cristo todo y sin Cristo nada" desde muy temprano los fieles se iban congregando en la Plaza Mayor de Lima, animados por el grupo musical "Tabor". Delegaciones de colegios, universidades, parroquias, movimientos, hermandades y congregaciones religiosas se hicieron presentes en la Plaza Mayor de la capital peruana, manifestando la unión dentro de la Iglesia de Lima.

Luego de la animación, siguió el rezo del Santo Rosario frente a la imagen de la Inmaculada concepción que durante nueve días recorrió las principales plazas de la capital peruana. En dos de los misterios, dos cantantes interpretaron bellas canciones marianas; de igual modo, la muchedumbre cantó cordialmente las populares tonadas marianas dirigidas por el P. Miguel Vasallo o motivadas por las arengas del animador Coco. Al término del Rosario, los miles de fieles rezaron por las intenciones del Papa Francisco. Luego, inició la solemne Misa presidida por Monseñor Adriano Tomasi OFM., Obispo Auxiliar de Lima y concelebrada por Monseñor Raúl Chau, Obispo Auxiliar de Lima y numerosos sacerdotes diocesanos y religiosos que trabajan pastoralmente en Lima.

El Cardenal Juan Luis Cipriani, desde Roma, envió su saludo de cercanía a los fieles.

"Desde la Ciudad de Roma, en la Víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción, me dirijo a ustedes queridos, jóvenes y niños, padres y madres de familia, con mi cariño y cercanía de Padre y Pastor de esta Arquidiócesis de Lima. En esta noche pido a la Virgen María, Inmaculada Concebida, que nos acompañe siempre, especialmente en el camino del vigésimo Sínodo Arquidiocesano de Lima, para que sus cuidados maternales nos animen a vivir con renovado"

Entre las delegaciones participantes, estuvieron presentes el movimiento Juan XXIII, los Heraldos del Evangelio, la Renovación Carismática, Pro Ecclesia Sancta, la Hermandad del Señor de los Milagros, la Legión de María, la Hermandad del Santuario de Santa Catalina y delegaciones de todas las parroquias y numerosos movimientos de la arquidiócesis. Alguno, como la Milicia de Santa María, declinó la celebración de su tradicional Vigilia de la Inmaculada para sumarse en comunión a esta gran concentración.

El formidable espectáculo de anoche me adentró en el rico patrimonio inmaterial inmaculista y que para mí se inició el sábado 6 de diciembre en el gran museo nacional de Pueblo Libre, donde gocé del Concierto de  Música Virreinal Navideña" a cargo del Conjunto de Música Antigua de la Pontificia Universidad Católica del Perú. La primera obra del programa era de Francisco Correa de Arauxo (1584-1654), se titulaba "Todo el mundo en general" y se dedicaba a honrar a la Virgen Inmaculada recreando la copla popular:

"Todo el mundo en general,

 a vos, Reina escogida,

 diga que sois concebida

sin pecado original".

Parece que tuvo su origen en la Navidad de1614, cuando el famoso Mateo Vázquez de Leca, arcediano de Carmona y canónigo de la catedral, junto con el licenciado Bernardo del Toro, animaron a su amigo el poeta Miguel Cid a componer unas coplas sencillas a la Inmaculada que imprimieron y difundieron con enorme éxito por toda la ciudad, y cuyo estribillo se hizo inmediatamente popular en toda Andalucía, desde donde llegó hasta el Perú.

El año 1592, en el ritual de la Iglesia Metropolitana de Lima se había incluido las llamadas "letanías peruanas" que había aprobado el III Concilio, bajo la inspiración e influjo del santo arzobispo Mogrovejo, cuyo rezo se anteponía al de las letanías lauretanas. Allí había una invocación expresa que decía "per Inmaculatam Conceptionem tuam, libera nos Domina", que luego se completaba con el "Mater purissima". Paulo V, en el breve "De salutis Dominici gregis", de 3 de diciembre de 1605, concedió especiales indulgencias a los fieles que practicasen estas piadosas devociones marianas[1]; durante esa centuria fueron surgiendo cofradías bajo la advocación de la Virgen Inmaculada teniendo constancia de algunas[2].

En sintonía con la reafirmación del fervor inmaculista peninsular de mediados del Seiscientos, el 1656, a petición del Cabildo secular de Lima, se instruyeron los autos correspondientes en los que se solicitaba que se eligiese a la Inmaculada Concepción patrona de la ciudad[3]. Un siglo después, por Real Decreto de el 18 de enero de 1761, Carlos III proclamaba a la Inmaculada Concepción "por singular y universal Patrona y Abogada de todos mis reinos de España y los de las Indias y demás dominios y señoríos de esta monarquía", cuyo patronato, culto y rezo propio Su Santidad Clemente XIII había autorizado el 8 de noviembre anterior a instancias del monarca español que había hecho suyas la petición hecha por algunos vasallos y las Cortes españolas el día de su exaltación al trono de España y de la jura de S.A.R. Don Carlos Antonio como Príncipe heredero[4].

El Inca Garcilaso cuenta que los naturales del Cuzco, escuchando los nombres que los sacerdotes daban en lengua latina y castellana a la Virgen, en el rezo de las letanías, trataron de adaptarlos y traducirlos a su lengua general, y así llamaban a María: "… Huarcarpaña, sin mancilla. Huc hanac, sin pecado. Mana Chancasca, no tocada, que es lo mismo que inviolada. Tazque, virgen pura…"[5].

            El P. Javier Campos, OSA, director del Instituto de Estudios del Escorial, ha publicado varios trabajos sobre las fiestas barrocas en el Perú, uno en concreto dedicado a las fiestas de la Universidad con motivo de la solemnidad de la Inmaculada en 1619. Ojalá no se quede en algo "arqueológico" sino que se convierte en patrimonio vivo como anoche tuvimos el gozo de contemplar.



[1] VARGAS UGARTE, R., Historia del culto de María en Iberoamérica y de sus imágenes y santuarios más celebrados, Madrid 1956, t. I, pp. 64-67; ROHRBACHER, R.F., Histoire Universelle de l'Église Catholique, París 1866, t. XIII, p. 849.

[2] En 1688 ya existía una cofradía de la Limpia Concepción en la Iglesia del Pueblo de Ocobamba, Biblioteca Nacional de Perú, Fondo Antiguo, B-412; en 1689 había cofradía inmaculista en el Convento Grande de San Francisco de Lima, Ibid, B-1150

[3] Archivo del Arzobispado de Lima, Sec. Papeles importantes, leg. X, nº 31.

[4] Novísima Recopilación, I, I, 16, donde se incluye el Breve pontificio.

[5]  "Historia General del Perú. Segunda Parte de los Comentarios Reales de los Incas", en Obras Completas, t. III, p. 126, BAE, vol. 134. Garcilaso estaba escribiendo la primera parte de los Comentarios en Córdoba (España), en mayo de 1595, Ibid, t. II, p. 370.