sábado, 28 de marzo de 2015

La Semana Santa es inaugurada por el Domingo de Ramos, en el que se celebran las dos caras centrales del misterio pascual: la vida o el triunfo, mediante la procesión de ramos en honor de Cristo Rey, y la muerte o el fracaso, con la lectura de la Pasión correspondiente a los evangelios sinópticos (la de Juan se lee el viernes).

El Domingo de Ramos tiene como centralidad hacer presente la entrada de Cristo a la ciudad de Jerusalén. Esta celebración tiene un doble significado, el inicio de lo que llamamos Semana Santa, lo que es el camino de la vía dolorosa de Cristo, que empezará con su arresto, el juicio, la condena a muerte y el camino del calvario hasta la crucifixión; pero al mismo tiempo también nos anuncia el triunfo sobre la muerte. De esta manera se comprende que la entrada de Cristo a Jerusalén, es una entrada llena de júbilo y las palabras: "…Bendito el que viene en el nombre del Señor…", suenan de manera profética anunciando que Cristo el Rey de la Gloria, ya anticipa con su entrada a Jerusalén la victoria sobre la muerte. Iniciemos este memorial del Misterio de Cristo Nuestra Pascua, y como dijo nuestro Papa emérito Benedicto XVI: "…que la celebración del misterio de nuestra redención transforme nuestra vida…".

 

Fechas: depende del Equinoccio de Primavera y la primera noche de luna llena. El inicio de esta festividad viene marcada por la primera Luna Llena posterior al Equinoccio de Primavera. El Domingo de Ramos es el domingo anterior a dicha Luna, por eso, todos los años la fechas varían

 

La mitología judeo-cristiana dice que diez siglos antes había entrado en la ciudad construida por David su hijo Salomón montado en un borrico. Las gentes de la ciudad aclamaron al hijo de David con gritos de hosanna, (que significaba:¡viva!). Por otra parte la profecía de Zacarías dice que el Rey de Israel entraría en la ciudad del monte Sión sobre el lomo de un pollino como rey de paz y como símbolo de los nuevos tiempos (un pollino en lugar de su madre). La borrica simboliza al antiguo Israel, el pueblo de la Antigua Alianza. El pollino aún no montado por nadie es la montura real y mansa del rey de la nueva alianza. Era costumbre entre las gentes reunidas para la Pascua recibir con gritos y cánticos a los nuevos grupos que llegaban. Los Reyes eran recibidos además echando mantos, ramos de olivo y palmas a los pies de las monturas reales, alfombrando el suelo para que estos pisaran sobre ellos.

 

Desde el siglo V se celebraba en Jerusalén con una procesión la entrada de Jesús en la Ciudad Santa, poco antes de ser crucificado. Debido a las dos caras que tiene este día, se denomina "Domingo de Ramos" (cara victoriosa) o "Domingo de Pasión" (cara dolorosa). Por esta razón, el Domingo de Ramos --pregón del misterio pascual-- comprende dos celebraciones: la procesión de ramos y la eucaristía. Lo que importa en la primera parte no es el ramo bendito, sino la celebración del triunfo de Jesús. A ser posible, debe comenzar el acto en una iglesia secundaria, para dar lugar al simbolismo de la entrada en Jerusalén, representada por el templo principal. Si no hay iglesia secundaria, se hace una entrada solemne desde el fondo del templo. El rito comienza con la bendición de los ramos, que deben ser lo bastante grandes como para que el acto resulte vistoso y el pueblo pueda percibirlo sin dificultad

Después de la aspersión de los ramos se proclama el evangelio, es decir, se lee lo que a continuación se va a realizar. Por ser creyentes, por estar convertidos y por haber sido iniciados sacramentalmente a la vida cristiana, pertenecemos de tal modo al Señor que, al celebrar litúrgicamente su entrada en Jerusalén, nos asociamos a su seguimiento. La Semana Santa empieza y acaba con la entrada triunfal de los redimidos en la Jerusalén celestial, recinto iluminado por la antorcha del Cordero.

A la procesión sigue inmediatamente la eucaristía. Del aspecto glorioso de los Ramos pasamos al doloroso de la Pasión. Esta transición no se deduce sólo del modo histórico en que transcurrieron los hechos, sino porque el triunfo de Jesús en el Domingo de Ramos es signo de su triunfo definitivo. Los ramos nos muestran que Jesús va a sufrir, pero como vencedor; va a morir, más para resucitar. En resumen, el domingo de Ramos es inauguración de la Pascua, o paso de las tinieblas a la luz, de la humillación a la gloria, del pecado a la gracia y de la muerte a la vida.

Las celebraciones de este día son muy parecidas en todas las comunidades, la bendición de los ramos de olivo es la imagen más típica que veremos. De todo este simbolismo parte toda la tradición cristiana, ya que en recuerdo a ello se celebra la bendición de las palmas y las ramas de olivo. A lo largo de los distintos países de tradición católica, y al margen de las celebraciones litúrgicas, diversas manifestaciones populares conmemoran la Entrada en Jerusalén y, en muchos casos, dan comienzo a las procesiones de Semana Santa, son muy conocidas las procesiones de la Borriquita o de la Pollinica en algunas comunidades, que aluden a la montura de Cristo representada en las tallas que procesionan. En la Iglesia Ortodoxa del este, por ejemplo, el Domingo de Ramos a menudo se llama La Entrada en Jerusalén.

Lima, fiel a su arraigada fe católica, culmina el tiempo cuaresmal,  representando, con intenso fervor, las escenas evangélicas de la Pasión de nuestro Redentor. ¡Qué hermosa manera de reflexionar y percatarse sobre el costosísimo precio con el que Cristo nos rescató de las fuerzas del mal, del pecado y de la muerte! Sí, hermanos, contemplando las imágenes dolorosas de la Pasión de Jesús, podemos apreciar el ensañamiento de las fuerzas del mal contra Él, pero al mismo tiempo podemos constatar cómo la debilidad del Dios hecho Hombre se convirtió en omnipotencia, no vengativa ni aplastante, sino en la fuerza arrolladora de un amor cuya medida es la de Dios.

Así, el Viernes de Dolores, las Comunidades Mercedarias nos recuerdan  los sufrimientos de la Madre de Cristo durante la Semana Santa trayendo en procesión a Nuestra Señora de la Piedad, acompañada de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas y al Santo Cristo del Auxilio colgado de la cruz. 

El Domingo de Ramos, cuando la Iglesia recuerda la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén, la Hermandad del Señor de Santa Catalina trae a la Basílica Catedral la impresionante imagen del Señor Crucificado del Santuario, junto con la imagen Nuestra Señora de las Angustias. El mismo domingo, por la tarde, la Hermandad del Señor Cautivo del Monasterio de las Trinitarias nos presenta al Señor del Huerto, en postura de  pleno acatamiento de la voluntad del Padre. Le sigue la hermosa imagen de Jesús Nazareno Cautivo, con las manos atadas para indicarnos hasta qué punto el pecado puede cegarnos que nos lleve a encadenar la acción divina y atar sus manos de misericordia.. Contemplando estas dos escenas, Nuestra Señora del Mayor Dolor.

Oficios de Semana Santa en tiempos de Santo Toribio

Santo Toribio las describe detalladamente: "El miércoles, jueves y viernes santos salen cinco procesiones de diversas vocaciones de penitentes, la una se dice de Nazarenos que sale de Santo Domingo y salen mucho número de hombres en forma de penitentes, todos con cruces grandes en hombros; otra que sale del propio monasterio que se llama de la Veracruz sale el jueves por la noche y van en ella más de cuatrocientos penitentes; otra la propia noche de San Francisco, en la cual salen quinientas cincuenta personas, disciplinándose; otra de San Agustín á devoción del Santo Crucifijo de Burgos, cuyo retrato tienen, lleva más de ochocientas personas disciplinándose. Otra el viernes en la noche que llaman la Soledad de Nuestra Señora, sale de la Merced, es muy devota procesión, salen más de mil personas disciplinándose, y sacan todas las insignias de la pasión, va con gran silencio. Otra sale de San Agustín la mañana de la Resurrección".

El Jueves Santo por la mañana celebraba de Pontifical y consagraba los Santos Óleos. Al acabar el Oficio se iba al palacio donde daba de comer a doce indios pobres, sirviendo él mismo los platos y la bebida. A las dos se sentaba a comer un poco de pescado cocido en agua. A las 3 volvía a la iglesia y lavaba los pies a los doce indios, con aguas olorosas y se besaba con suma humildad; a cada uno daba un vestido, un paño de manos y una limosna. Luego asistía a la publicación de la Bula de la Cena y en el Coro a las Tinieblas. Se recogía en su cuarto a rezar, hacía colación de pan y agua y a las doce salía con dos criados a las Estaciones y volvía cerca del Alba. Reposaba un poco y el viernes de madrugada se iba a la Iglesia donde se estaba en oración delante del Santísimo Sacramento hasta que se empezaban los oficios que también celebraba o asistía a ellos. A la una del día comía solo pan y agua y hasta el sábado a la misma hora lo payaba en ayunas. Repetía mucho las palabras escuchadas al predicador P. Lobo, en Salamanca: "Juicio, infierno, eternidad".

Lizzet Paz cuenta cómo es el Domingo de Ramos en Huancayo. Se emplean los mejores productos de la tierra, como el maíz, cebada, papa, habas y arvejas, todo en un hermoso ramo adornado con las flores silvestres, en una demostración de agradecimiento por los sembríos y de bendición para el fruto de los trabajos en el campo. La imagen que representaba a Jesús en su entrada triunfal a Jerusalén eran las mejores tallas traídas de España y que se lucían sobre un pollino blanco y casto, adornado de las mejores y más caras frutas, precedidos de los párrocos de entonces, mientras los mayordomos lucías sus mejores galas, porque era un día de fiesta, el Señor del Triunfo que ingresaba cada a la historia contada de la pasión, muerte y resurrección del Señor, en medio de los tatachines místicos contratados en tierras jaujinas, cuna de los músicos.También las madres piadosas llevaban las flores llamadas de sumaychuncho que recogían de las faldas del nevado del Huaytapallana, todas ellas cubiertas de mantos negros o velos, rezando y cantando al Jesús que ingresaba al pueblo para vivir ocho días santos; madres que antes de salir a la calle para asistir a la misa, dejaban todo listo para el almuerzo familiar o comunitario, consistente en el tradicional mondongo, la chicha, los cuyes que reventaban en las sartenes, muy cerca del aguardiente puro traído de los cañaverales de Pariahuanca o Andamarca. Así eran los preparativos para la Semana Santa de antes y que hoy todavía se vive en lugares donde la globalización todavía no ha llegado. Este domingo, algo de las costumbres ancestrales se verá en la bendición de ramos y palmas en la ciudad de Huancayo, cuando el arzobispo de este lugar lea el evangelio del día y explique la razón de la fiesta, en la capilla de La Merced, una de las más antiguas del valle, donde en 1839 se firmó la Constitución de ese año. Luego se procederá a la procesión del Señor del Triunfo sobre un pollino albo, adornado de frutas que pasará sobre cientos de mantas huancas multicolores por la calle Real hasta la puerta de la iglesia catedral donde el monseñor Pedro Barreto Jimeno presidirá la misa, a plaza llena, bajo un sol serrano matinal todavía fresco.

El Domingo de Ramos tiene su punto de encuentro más concurrido en la parroquia Santo Domingo de Guzmán de Sicaya, donde se escenifica la entregada de Jesús con doce o más pollinos ricamente ataviados con las más ricas frutas, en medio de cañaverales, ramos y palmas también de plantas de maíz. Ocurre por la tarde, desde las dos, partiendo de la capilla a la entrada al pueblo, por la calle principal estrecha apretujada por los miles de fieles que rezan y aclaman. Así se celebra el Domingo de Ramos, también como en Chongos Bajo, donde los miles de fieles peregrinan a la capilla del Copón, donde está la Plaza de la Inquisición en la castigaban a los que no creían en Dios.

 

Fotos de la PROCESIÓN de la borriquilla en Beas de Segura (España) y Huancayo (Perú)