lunes, 22 de junio de 2015

Luis Cortés Vázquez La Vida estudiantil en la Salamanca clásica

 Ediciones Universidad Salamanca, HU (Historia de la Universidad) 37, 1985, 198 pp, 2ª reimpresión: mayo 2005. Texto pp. 140-141

 

Del capítulo VIII titulado A.M.D.G. el autor glosa de media docena de santos que anduvieron por sus calles, "los más de los cuales si no todos, tuvieron que ver con su Universidad y de ella recibieron enseñanzas" p. 134 San Juan de Sahagún, Santa Teresa, San Juan de la Cruz, San Juan de Ávila, Beato Alonso de Orozco, San Juan de Villanueva, Ignacio de Loyola y nuestro Santo Toribio.

 

"Pues vengamos ahora a un nuevo santo, el leonés de Mayorga Toribio de Mogrovejo quien, nacido en 1538 llegó a Salamanca en 1562, donde sería colegial del Mayor de San Salvador de Oviedo, que nunca olvidaría mientras vivió, ni en sus remembranzas ni en sus oraciones. Con nosotros permaneció, aunque con alguna ausencia notable, hasta 1573.

La vida de Santo Toribio de Mogrovejo, como acontece tantas veces en las de los santos presenta rasgos que denuncian una clara intervención providencial, no habiendo sido el menor en su caso, el que se viera Arzobispo electo de Lima en 1578, sin tener siquiera ninguna de las órdenes menores. Las cuales hubo de ir recibiendo una tras otra, así como las mayores hasta 1580 en que fue consagrado episcopalmente en Sevilla. Tan pronto como se vio en regla, embarcó para las Indias llegando a la ciudad capital del Virreinato en 1581, donde sería ejemplar y dignísimo arzobispo, ejemplo de amor y caridad para con indios y negros, hasta morir en visita pastoral en 1606, día de Jueves Santo, rodeado de sus amadísimos indios.

De su paso por Salamanca, además de los saberes que aquí adquiriera, llevóse al Nuevo Mundo su devoción por la Virgen serranita y morena de la Peña de Francia, poniendo una imagen de esta advocación en el Monasterio de Santa Clara limeño, su fundación bienamada, e informando así de ello al Papa clemente VIII: "Está en este monasterio una imagen de la Virgen de la Peña de Francia, de mucha devoción para el pueblo".

Cumple recordar a este colegial egregio salmantino, para pagar el inextinguible recuerdo que de nuestra Universidad conservó siempre, en los fecundos días de su arzobispado limeño, enviando cartas a su amado Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo, dando cuenta de su vida y solicitando las oraciones de los colegiales: "Me hagan merced de avisar siempre de su salud y de las promociones del Colegio, y ocuparse en su servicio, que para mí será de sumo contentamiento y regalo, como hijo de esa santa casa, cuyo acrecentamiento deseo mudo" (Tomo estas líneas del santo de L. de Echevarría, "Nuevas pági8nas de Historia Universitaria Salmantina" I. Antiguos Catedráticos y Alumnos. Salamanca 1968, p.34