martes, 4 de agosto de 2015

 

 

Queridas Hermanas

 

El jueves 2 de julio a las 9:50 de la noche en la Comunidad de Lima- Surco "Madre Antonieta Böhn, el Señor ha llamado al gozo eterno a nuestra querida hermana

 

Sor María Carolina PICASSO RODRÍGUEZ

 

Nació en Ica- Perú el 19 de abril 1913

Profesó en Lima – Breña, el 24 de febrero 1940

Perteneció a la Inspectoría Peruana "Santa Rosa de Lima".

 

102 años vividos en plenitud, con una lucidez envidiable, Sor Carolina nos deja un testimonio de lo que es ser una feliz Hija de María Auxiliadora.

Última de trece hermanos, vivió una infancia feliz en la hacienda de sus padres, donde junto a la sólida formación cristiana fue cultivando el gusto por las artes y las letras.

Su familia se trasladó a Lima por la enfermedad de su hermana Alicia y como vivían frente al colegio "María Auxiliadora" de Breña, ingresó aquí para culminar su secundaria. Cuenta que en un retiro escolar leyó la vida de Sor Teresa Valsé Pantellini y allí comenzó a despertar su vocación.

Cuando ingresó a la Universidad Católica para estudiar Humanidades, su confesor y guía espiritual le propuso que siguiera manteniendo contacto con las hermanas. Así ella iba al colegio en las horas libres para ayudar en trámites administrativos a una hermana, y los domingos era catequista en el Oratorio que amaba mucho y al que asistía desde que era alumna. Al terminar el Bachillerato entró a la Congregación con el consentimiento de su mamá. Cuenta ella misma "me fui de la casa el 24 de febrero de 1937 y solo con la bendición de mamá. A mis hermanos no les dije nada porque sabía que iban a poner el grito en el cielo. Efectivamente, al día siguiente fueron todos a "sacarme", pero mi santa madre les pidió que me dejaran en paz." Así terminó el año de la Universidad en el Aspirantado.

Después de la profesión se desempeñó como profesora de secundaria, asistente de internas, consejera escolar, vicaria y responsable del OFMA en las casas de Breña "María Auxiliadora", Callao y Huancayo. Sor Carolina continuó sus estudios en la Universidad san Marcos obteniendo el título de profesora de Castellano y Literatura. Luego seguiría con los estudios de doctorado. En1959 pasa a la Normal de Puno donde se sentía realizada plenamente y en 1964 es nombrada directora. El año 1961 en el Congreso Nacional de la Vida Consagrada fue invitada para participar como ponente con el tema "La preparación científica y técnica de la Religiosa". En 1968 viaja a la Paz- Bolivia como directora, donde vivió una bella experiencia. Al cabo de seis años regresó a Perú para seguir trabajando como vicaria, profesora y asesora de las exalumnas en las casas de Callao y Breña María Auxiliadora, en esta última será también profesora en la Normal, "luchando-decía- para formar maestras con buena ortografía y base firme del idioma." En 1982 es nombrada directora de Chosica y pasa a ser Consejera Inspectorial; también será Asesora Nacional de las Exalumnas, con las que realiza un trabajo intenso de formación y acompañamiento. Su relación con las exalumnas fue siempre de mucha cercanía y se mantuvo hasta el final, recordándolas por nombre con su memoria prodigiosa. En Chosica le tocó acompañar con fortaleza la tragedia del año 1987 que inundó la casa de las hermanas.

En 1990 es vicaria en Breña Santa Rosa, para luego apoyar en la formación de las hermanas estudiantes. En 1999 forma parte del personal del Noviciado de Pueblo Libre, apoyando en la formación de las novicias y en la catequesis parroquial; también preparó dos cursos de Cristología y del Espíritu Santo para las Damas Salesiana y Exalumnas en preparación al Jubileo del 2000. En este tiempo también escribe las "crónicas de los cien años de la comunidad de Breña" en tres tomos que fueron impresos y entregados a las alumnas de este colegio que los leían con gusto. El 2006 se traslada a la enfermería de Breña Santa Rosa, donde continuó apoyando con su arte y en noviembre del 2009 pasa a la nueva comunidad de Surco, Madre Antonieta Böhn, a la que llegó con mucha ilusión ya que participó en la colocación de la "primera piedra" de esta casa, de la que decía que pronto sería la suya y así fue.

Sor Carolina vivió plenamente desde la fe, todo lo que la vida y la obediencia le pusieron por delante, fue una mujer que se distinguía por su vasta cultura y su capacidad de expresión artística unida a una gran sencillez. Era una gran música, experta pianista, logró dirigir solemnes coros y operetas que eran muy celebrados. Con el arte y la cultura también se destacó su cariño por la naturaleza y el cuidado de los animales que estuvieran cerca de ella.

 

Fraterna, profunda y graciosa, con un fino sentido del humor y mucha capacidad de relación; tenía una gran sensibilidad para aliviar todo sufrimiento; su sentido de pertenencia a la Inspectoría era grande, así como su lealtad, las hermanas destacan sus intervenciones en las asambleas inspectoriales, o en reuniones comunitarias, iluminando con su sabiduría las decisiones que se tomaban en la inspectoría. Sentía una particular predilección por el Oratorio y el trabajo por los más necesitados, por eso en sus años de la Normal dio impulso al apostolado de sus jóvenes exalumnas en el oratorio del Agustino que ella lideraba.

Gozaba mucho leyendo y escrutando la Biblia y en el conocimiento de Tierra Santa; era una gran investigadora, y su pasión por la lectura nunca la abandonó, lo que hacía que estuviera siempre bien informada, su libro de lectura en estos últimos tiempos fue "la Vida Consagrada en la sociedad líquida", los escrito del Papa Francisco a quien admiraba mucho y los documentos del Instituto.

 

En el mes de marzo participó vivamente del último retiro y en mayo pudo estar presente, para saludar a Madre Yvonne que estuvo de paso por nuestra ciudad.

 

Cuando Sor Matilde Nevares, todavía era la Inspectora, le pidió que cuando muriera fuera velada en Breña su casa, a la que una vez describió como: "mi "vieja casona", con mis antiguas alumnas, mi propio ambiente; la misma capilla con mi madre María metida en el alma, los tres patios…" Y así fue, la casa que la vio crecer, ahora la acoge para acompañarla a su última morada.

Querida Sor Carolina cuántos detalles, cuántos dones que el Señor te regaló y que tú compartiste, tu sabiduría, tu arte, tus pinturas, las buenas amigas, las tarjetas que dedicabas a cada hermana en su cumpleaños o en ocasiones especiales, tu espléndida manera de tocar el piano. Te recordaremos atenta a escrutar la Palabra de Dios, ayudándote por tu enorme lupa, así como leyendo con atención las noticias del día para compartirlas o llenar los crucigramas. Sobre todo recordaremos tu sonrisa serena descubriendo lo que Dios te quería decir y preparándote de la mano de María al encuentro con Él, tomando con paciencia los achaques propios de la vejez. Ahora que ya gozas de la vida sin fin intercede por nuestra Inspectoría a la que amaste tanto, por tu familia y por tus queridas exalumnas.

 

 

 

       La Inspectora

Sor Gloria Luz Patiño H.