viernes, 20 de noviembre de 2015

Homenaje al obispo patriota D. José de Cuero y Caicedo en el bicentenario de su muerte (1815-2015)

El próximo jueves 10 de diciembre, a las 11h00, se llevará a cabo una ceremonia de homenaje al prelado y prócer de la Independencia hispanoamericana don José de Cuero y Caicedo, obispo de Quito (1735-1815), que falleció estando circunstancialmente de paso por la ciudad de Lima. Este acto tendrá lugar en el antiguo Hospital Real de San Andrés, monumento histórico sito en Jr. Huallaga 846, Barrios Altos de Lima.

En la fecha indicada se celebrará el bicentenario de la muerte de Cuero y Caicedo, que era un criollo natural de Cali, Nueva Granada, y llegó a ser nombrado vicepresidente de la Junta de gobierno de Quito, en 1810. El acto se realiza bajo el patrocinio de la Embajada del Ecuador en el Perú y es organizado conjuntamente por la Oficina de Prolima (órgano gestor de la recuperación del Centro Histórico de Lima) y el Patronato del Patrimonio de la Salud en el Perú.

Según el programa establecido para la ocasión, habrá una colocación de ofrendas florales por parte de la Embajada del Ecuador, la Municipalidad Metropolitana de Lima, la Oficina de Prolima y el Patronato del Patrimonio de la Salud en el Perú, seguida de la presentación a cargo del Gerente de Prolima y las palabras de la Presidenta del referido Patronato. A continuación se expondrá una «Reseña histórica del Hospital de San Andrés y del obispo Cuero y Caicedo en el bicentenario de su muerte (1815-2015)», por el Dr. Teodoro Hampe Martínez, distinguido historiador y académico. Cerrarán el acto las palabras de reconocimiento por el Embajador del Ecuador en nuestro país y la clausura a cargo del Alcalde Metropolitano de Lima, o su representante.

Debe señalarse que está plenamente comprobado que los restos mortales del obispo Cuero y Caicedo siguen reposando hoy en la vieja cripta del Hospital de San Andrés, lugar de gran trascendencia para la historia de la medicina y la cultura autóctona peruana. En tal sentido, mantiene plena validez la observación que hiciera en 1937 el ilustre comisionado e historiador José de la Riva-Agüero y Osma:

«En una caja de madera, que hemos hecho reemplazar por féretro, hallamos una osamenta que corresponde a un individuo de breve talla, a juzgar por la longitud de los huesos fémures y húmeros y con capacidad craneana e índice cefálico que permiten clasificarlo como de tipo europeo. Atendiendo a la contextura ósea y al estado de los rebordes alveolares de ambos maxilares, los tales restos corresponden a un anciano. [...] Por los documentos adjuntos al cadáver, se viene en conocimiento de ser ese esqueleto el de un obispo que, con sus vestiduras moradas, alba, guantes y el hilo sostenedor de su pectoral, fue llevado a la bóveda de dicha capilla...».

Teodoro Hampe Martínez