domingo, 14 de febrero de 2016

COFRADÍAS Y HOSPITALES O LA CARIDAD EN MARCHA EN EL PERÚ

 

Entre las audaces, gozosas y desafiantes iniciativas de nuestro Papa Francisco contamos con la del Año de la Misericordia. Y ya nos puso tarea: vivirlas de a poquito, a los jóvenes les ha propuesto una cada mes para prepararse a la Jornada Mundial de la Juventud. Me sumo a la campaña compartiéndoles cómo lo han venido haciendo los peruanos a lo largo de la historia. En primer lugar les comparto el texto del cronista B. Cobo acerca de la salud y la beneficencia; el segundo, del P. Vargas Ugarte, acerca de la transformación de los gremios en cofradías, precisamente por la caridad y la devoción a un santo; tercero, a través de la beneficencia, gracias al ejemplo del pionero presbítero Matías Maestro. Y, como yapa, el texto de Monseñor B. de las Heras, ya en su destierro tras los sucesos de la Independencia; nos servirá también como tarea para vivir el Bicentenario (2021) con entrañas de misericordia.

1.      Salud y hospitales

Conviene recordar que en la construcción del Nuevo Mundo tuvo especial impacto en la salud de los naturales de Indias, pues los españoles recién llegados fueron portadores involuntarios de gérmenes patógenos desconocidos hasta entonces en América y que provocaron gran mortandad: viruela, gripe, escarlatina, sarampión, tifus. A ello hay que añadir las enfermedades endémicas propias de cada región.[1]

Para enfrentar dolencias y plagas, se publicaron leyes acerca de la protección de las personas, de crean los primeros servicios de salud y se dictamina acerca de la intervención sanitaria, normativa sobre el uso y cuidado de las aguas, alcantarillado... Para conocer la gigantesca tarea debemos rastrear las normativas, ver las instituciones, conocer los profesionales y las instituciones protagónicas.

Curar es una obra de misericordia. El P. Acosta, tan cercano en todo a Santo Toribio, sentenciará:" Si tenemos sed de ganancias de almas no hay camino más compendioso que la beneficencia".

El gran cronista P. Bernabé de Cobo, S.I. nos hablará "De la mucha piedad y religión de esta república" en su Historia de la fundación de Lima

No resplandece ni campea menos la piedad y misericordia con los prójimos, como lo testifican los muchos hospitales que hay fundados, donde con singular amor y regalo son curados los enfermos; las gruesas limosnas que se recogen para sustento de los necesitados; las memorias pías dotadas de buenas rentas, que se expenden en dar estado a doncellas pobres y en remediar necesidades de gente desamparada; y lo que no es de menor estimación, el buen acogimiento, agasajo y comodidad que en esta república (digna por ella del honroso título de madre común) hallan todos los forasteros de cualquier nación que a ella vienen, que es tan notable, que los más ponen en olvido a sus propias patrias y se avecindan en ésta y la tienen pro propia, atraídos y pagados del amor y cortesía con que son recibidos y tratados y la igualdad con que ella reparte entre sus habitadores, sin aceptación alguna de personas naturales o extranjeras, los bienes, comodidades y honras que otras repúblicas sólo distribuyen y comunican a sus propios hijos y naturales, excluyendo de ellos a los advenedizos y forasteros.

Finalmente, a la grande estima y aprecio que hace esta ciudad de las cosas de virtud y piedad, podemos atribuir el extraordinario crecimiento que en grandeza, lustre y majestad ha tenido en tan pocos años, y se puede piadosamente esperar que en tanto que ella no descaeciere del buen punto en que ha puesto las cosas de religión y culto divino, la conservará y prosperará el cielo con mayores aumentos de bienes y felicidad". (Libro segundo. Capítulo Primero)

En 1538 se crea la Casa enfermería promovida por gente caritativa en la calle de la Rinconada de Santo Domingo (a espaldas del convento de santo Domingo, sobre dos solares). Para fines de siglo, se fundan sucesivamente el Hospital y templo de Santa Ana, 15348; el Real Hospital de San Andrés en 1556; Hospital de Santa María de la Caridad o de los Santos Cosme y Damián, 1559, por la Hermandad de Nuestra Señora de la Caridad y de la Misericordia, con el apoyo de Loaisa y el Virrey Hurtado de Mendoza en 1563. Hospital o Ladrería de San Lázaro,  en 1575. Miguel de Acosta, comerciante de origen griego, y un grupo de navieros, funda el Hospital del Espíritu Santo para atender a la gente de mar. En 1593 la Casa de Convalecencia de San Diego  para mejorar y robustecer la salud de los pacientes que egresaban del Hospital de San Andrés. Se le conoce también como Hospital de San Juan de Dios de Lima.  Aunque Lima disponía de hospitales para todos los grupos sociales, faltaban los sacerdotes. Al efecto, en 1594 se reúnen varios sacerdotes en la sacristía de la Catedral de Lima con el ánimo de fundar una cofradía, que bajo la advocación de San Pedro, para ayudar a los sacerdotes necesitados. Debido a la generosidad de los sacerdotes Gabriel Solano y el canónigo León, pudieron adquirir una casa donde se atendía a los sacerdotes enfermos desde 1598. Cabe citar también el de 1598, por iniciativa de Luis de Ojeda (Luis Pecador) quien establece la Casa de Huérfanos y Expósitos, que contó con el apoyo del Virrey Conde de Monterrey y la Hermandad de Escribanos de la Ciudad, y que subsistió hasta que en 1919 se refundió en el Puericultorio Pérez Araníbar, que existe todavía.

 

2.      Cofradías y Hermandades

 

La larga lista de los términos sinónimos "confraternitas", "sodalitas", "confraternitas", "sodalites", confraternitas laicorum, congregatio, "pia unión" "societas", "coetus", "consociatio", "convivium" resalta siempre el sentido de comunión o asociación fraterna solidaria de laicos.

 

Uno de los grandes expertos como J. Sánchez Herrero las define como:

 

Asociaciones de fieles cristianos, laicos (hombres y mujeres) y clérigos o laicos solos y clérigos solos, que se han unido para fines cristianos muy diversos...:el culto en sus múltiples manifestaciones, las muchas y diversas obras benéficos-asistenciales, el entierro y sufragio por los difuntos y la penitencia de los cofrades, que se establecieron sin la aprobación de la autoridad eclesiástica, con la necesaria y exigida aprobación de la autoridad eclesiástica (del siglo XVI en adelante), o con la necesaria y exigida aprobación de la autoridad real o de la Cámara de Castilla (segunda mitad del siglo XVIII)[2]

 

El nuevo Código de derecho canónico de 1983 las incluye en el campo de las asociaciones:

 

Existen en la Iglesia asociaciones distintas de los institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica, en las que los fieles, clérigos o laicos, o clérigos junto con laicos, trabajando unidos, buscan fomentar una vida más perfecta, promover el culto público, o la doctrina cristiana, o realizar otras actividades de apostolado, a saber, iniciativas para la evangelización, el ejercicio de obras de piedad o de caridad y la animación con espíritu cristiano del orden temporal. Tres son los fines: el culto divino o culto público, la caridad fraterna (obras de misericordia, espiritual y corporal), la santificación y perfeccionamiento espiritual, por oración. (De las asociaciones de fieles C298 P1).

 

El Código insiste en los objetivos generales: "trabajando juntos","el culto divino o culto público" "fomentar una vida más perfecta", "realizar otras actividades de apostolado". Que buscan cumplirlos en otras tantas dimensiones: la litúrgica, la profética (educación de la fe), la diakónica (caridad y compromiso social).

 

Les comparto el magistral texto del P. R. Vargas Ugarte:

 

"La Iglesia no pudo olvidar aquel precepto que resume los demás: el de la caridad y, precisamente, porque esta virtud es inseparable del espíritu cristiano, en el periodo que estudiamos hubo de manifestarse y de traducirse en obras d beneficencia y de ayuda a los demás. Fue una nota distintiva del tiempo, sobre todo en los que podían hacerlo, consignar en los testamentos y últimas voluntades alguna manda o legado para los pobres o para el culto en las Iglesias. Otras veces se trataría de una capellanía de familia o de una dote para casar doncellas, pero todas estas fundaciones, algunas de las cuales subsisten y otras han desaparecido por las injurias del tiempo o la malversación de los depósitos, nos revelan el arraigo de esta virtud.

 

Aun hoy, cuando se hace el recuento de los Hospitales, Asilos de la niñez desvalida, casas para mujeres pobres u otros establecimientos del género, descubrimos que la mayor parte de ellos remonta su origen a estos siglos en que la piedad cristiana supo inspirar a nuestros antepasados obras d este género y se hacía de la riqueza una distribución más conforme con los principios de nuestra fe. Es la prueba más palpable de lo que hemos dicho en el precedente capítulo., como por ejemplo en la Relación del Mayordomo del Hospital de Santa de Lima en 1604 que, al hablar de sus rentas que cada año se recibían de limosnas o mandas testamentarias unos mil pesos.

 

Éste es también el sentido de las Hermandades y Cofradías. Una de las más ricas herencias que nos legó la Edad Media fue este espíritu de corporación que unió en un solo haz a los maestros y oficiales de un mismo arte y los agremió bajo la enseña de un Santo y el símbolo de la cruz. Los llamados gremios medievales evolucionaron con el tiempo y se multiplicaron, dando origen a las cofradías y hermandades, cuyos asociados se vinculaban no sólo con fines de devoción sino que también se proponían ayudarse mutuamente y aun mirar por los intereses de la clase u oficio a que pertenecían"[3]

 

A continuación enumera la del Santísimo de la Catedral desde 1539, la de los Carpinteros de San José, la de sastres en 1573, en San Francisco y que tuvo como titular la Purísima, la de los zapateros o de San Crispín de la Catedral, la de la Soledad, en 1603, en San Francisco, la de las Cárceles, la de la Piedad de la Merced, de 1606, la de los Plateros o de San Eloy en San Agustín, la del Niño Jesús en la iglesia de san Pablo de los Jesuitas, Nuestra Señora de Copacabana en la iglesia del hospital de San Lázaro, la d la Soledad del Cuzco en La Merced.  

3.      La Beneficencia

El tercero se refiere a Matías Maestro y nos lo da proporciona Miguel Rabí Chara Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana. 172 años de historia (1834-2006) Lima 2006, cuyo capítulo II lo dedica a nuestro MM: "La gran obra social y filantrópica de D. Matías Maestro. Su contribución a la protección y asistencia social":

"Debemos rescatar del olvido y de la indiferencia, la brillante participación que le correspondió a D. MM, tanto durante el régimen virreinal como en el periodo de vida independiente de nuestro país; siendo en esta segunda etapa su intervención de enorme importancia y trascendencia para la protección y asistencia social de la población; cuando se señalaron las bases del sistema sanitario y social, al combatirse eficazmente las enfermedades, las plagas y las epidemias, y lograrse la estructuración y la financiación de todo un complejo sistema asistencial...Después de transcurridos 171 años de su lamentable desaparición, fallecido en la pobreza más digna y elocuente de quien fue rico en ideas y grandes cambios estructurales, generoso en su constante siembra del bien, del bienestar, de la asistencia, de la protección, en el tiempo su personalidad se agiganta e incrementa por la genial obra realizada, y por el enorme sacrificio y abnegación dedicada a una "buena e inestimable obra" como fue el dar salud y protección a las clases más necesitadas.

Nuestras palabras no son suficientes para hacer el justo reconocimiento y elogio que sentimos todos por la obra de Don Matías Maestro; es el país entero quien le debe el justo aprecio y reconocimiento a este peruano de corazón, quien sin preparar en abnegación y sacrificios, dedicó toda su vida a organizar y sistematizar la protección y la asistencia social en el Perú" (pp.43-62).

En el vestíbulo del local de la Sociedad de la Beneficencia de Lima, luce espléndido el CUADRO DE HONOR.

La Sociedad de Beneficencia Pública de Lima inscribe aquí, en testimonio de respeto y gratitud los nombres de los que fundaron los establecimientos de caridad y obras pías que administra y los de aquéllos que con sus bienes o eminentes servicios, contribuyeron a su conservación y engrandecimiento...1826 el Presbítero Licenciado DON MATÍAS MAESTRO distribuyó su fortuna entre varias instituciones piadosas. Construyó el cementerio general de Lima. En el año 1826 fue nombrado Director General de Beneficencia y en este puesto prestó grandes servicios a las casas de misericordia

4.      Ante el Bicentenario del Perú

Mons. Bartolomé Heras, el último arzobispo de Lima del virreinato y el primero en reconocer la Independencia del Perú, escribe un precioso INFORME A LA SANTA SEDE (Madrid, 3 de diciembre de 1823):

Se admiran en la capital generalizadas ciertas virtudes que son dignas del aprecio: tales son una misericordia compasiva, una devota piedad, un gran respeto y veneración por los católicos dogmas y ministros del santuario y otros; el genio suave y dócil de las gentes de aquel país los hace sensibles a las miserias humanas; no pueden oír o ver una aflicción en el prójimo, sin que sus corazones se enternezcan; empeñan todo su poder y sus haberes por remediar una desgracia; al que ven caído lo auxilian; socorren con generosidad toda clase de necesidades; se compadecen de los enfermos, habiendo casas que, así de día como de noche, tienen medicinas y caldo pronto para los pobres que lo piden; ejercitan la limosna, y por decirlo de una vez reluce en Lima la caridad fraterna y compasiva en toda la extensión de sus objetos[4]

José Antonio Benito



[1] F. Guerra El hospital en Iberoamérica y Filipinas, 1492-1898, Madrid, Edición del Ministerio de Sanidad y Consumo, 1994, 37-59

 

[2] Origen y evolución de las Hermandades y Cofradías, a.c, p.31

[3] P. Rubén Vargas Ugarte Iglesia del Perú, II, Burgos 1955,  p.86-87-

[4] Viene en el más completo manual de historia de la Iglesia en el Perú, del P. Enrique FERNÁNDEZ GARCÍA, Perú Cristiano PUCP, Lima 2000 p363.