domingo, 12 de junio de 2016

El Sermón de las Tres Horas es PERUANO

 Llegando al Miércoles de Ceniza y al final de las fiestas de Carnaval, es donde se inician  los preparativos para la Semana Santa, es el primer día de la Cuaresma en el calendario católico, protestante, y anglicano.  Una de las actuaciones más representativas de esta conmemoración esEl Sermón de las Tres Horas, el que nació en el Perú. El iniciador de esta costumbre fue el sacerdote Jesuita Francisco del Castillo, nacido en Lima el 9 de febrero de 1615 y bautizado en la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Lima, un 23 de febrero de 1615. En diciembre de 1632 ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús y dos años y un mes después, en enero 1635, realizó sus primeros votos religiosos; en abril de 1642 Francisco del Castillo recibió su ordenación sacerdotal y celebró su primera misa, realizando sus votos finales en la Compañía de Jesús el 6 de febrero de 1650. 

Diariamente el sacerdote tenía que cruzar el río Rímac para enseñar catequesis en la parroquia de San Lázaro pasaba por el mercado del Baratillo que se encontraba la Plaza del mismo nombre; lugar donde negros e indígenas hacían sus compras; ubicado en el Barrio I del Cuartel V de Lima, (hoy, cuadra 2 del jirón Casma, en el barrio del Rímac). Allí empezó su predicación callejera en marzo de 1648, dedicado a llevar la palabra de Dios a los pobres en las calles, la mayoría de ellos quechuahablantes, y hacer colectas para procurarles alimento, obra que continuó hasta el día de su muerte, el 12 de abril de 1673. Era reconocido como el  Apóstol de los indios y negros y por su cerrada defensa de sus derechos como seres humanos.

 En 1659 Francisco del Castillo tomó a su cargo la Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados y el Viernes Santo de 1660, al evocar el dolor de Cristo y compararlo con el sufrimiento de los esclavos e indígenas de la época colonial peruana, se extendió durante tres horas en una predica o sermón frente a la efigie del Señor de la Agonía. Lamentablemente esta iglesia ya no existe, fue demolida en 1938 para dar paso al edificio y jardines de la residencia de Palacio de Gobierno. Hoy la efigie se luce en la nueva Iglesia de los Desamparados en el barrio limeño de Breña.

 El Jueves Santo, es el último día de la Cuaresma. Es un día especial para el pueblo cristiano, es el día en que Jesús, durante la cena de despedida o Última Cena, instituye la Sagrada Eucaristía, da la gran lección del humilde servicio lavando los pies a sus apóstoles, y los ordena como sacerdotes. Los católicos también realizan el recorrido por 7 templos recordando los siete recorridos que hizo Jesús desde el Jueves Santo hasta el Calvario,

 El Viernes Santo o el Día del Vía Crucis, en este día, por una tradición muy antigua no hay misa y las imágenes en general están cubiertas, pero sí liturgia: tanto el oficio divino, como la celebración de la Pasión del Señor. También es día de ayuno y abstinencia obligatorio. El padre Francisco del Castillo fue el iniciador de esta tradición religiosa, así nació el Sermón de las Tres Horas, también conocido como el Sermón de las Siete Palabras, que se extendió con rapidez al resto del país, luego en las Américas y Europa, y así, en todo el mundo católico.

 El Sermón de las Tres Horas es peruano, predicación que se extiende entre las doce del mediodía y las tres de la tarde, del Viernes Santo, en recuerdo del lapso transcurrido, según las escrituras, entre la crucifixión y la muerte de Jesús en el monte Calvario.

Las prédicas de Del Castillo no han sido recogidas en ningún libro, pero su recuerdo perdura como el iniciador del Sermón de las Tres Horas, una de las tradiciones de la Semana Santa, es decir el tiempo del apresamiento, juicio, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

 Gran devoto de Nuestra Señora de los Desamparados, era el Virrey Pedro Antonio Fernández de Castro y Andrade, X Conde de Lemos, y decimonoveno Virrey del Perú; de quien cuentan sus biógrafos era un hombre muy piadoso, y se dice que barría el templo y hasta tocaba el órgano en las misas. Bajo su mandato y auspicio, reformó la ermita inicial a cargo de su confesor y compadre, el Padre Del Castillo, quien era padrino de uno de sus hijos, un niño, Francisco Ignacio, nacido el 12 de abril 1672 y bautizado el 21 del mismo mes.  

 El Virrey inició las reformas de un nuevo templo en 1669; el mismo seleccionaba los materiales de construcción, visitaba diariamente la obra y hasta trabajaba como albañil, e inauguró el templo el 30 de Enero de 1672. El Virrey Conde de Lemos, falleció el 6 de diciembre de ese mismo año, su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de San Pedro, entonces llamada de San Pablo, y su corazón depositado, a su pedido, a los pies de Nuestra Señora de los Desamparados, en la iglesia situada a espaldas de su residencia virreinal. Cuando la Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados fue demolida en 1938, el corazón del Conde de Lemos fue llevado a la Iglesia de San Pedro y colocado en una urna entre los altares de San Francisco de Borja y San Luis Gonzaga. La "Cruz del Baratillo", utilizada por el Padre del Castillo en sus predicaciones, se conserva junto a su tumba en la entrada de la iglesia de San Pedro de Lima.

 Gabriela Lavarello de Velaochaga –- Lima-Perú, febrero 2008.

EL SERMÓN DE LAS TRES HORAS ES PERUANO


FRANCISCO DEL CASTILLO (1615-1673)

Llamado "El Apóstol de Lima", nació en 1615 en Lima. Como San Pedro Claver en Cartagena de Indias, se dedicó a predicar el Evangelio a los negros en la plazuela del Baratillo, mercado cercano a la ribera derecha del Rímac. Su oratoria sacra era muy efectista, recurriendo a la sorpresa y los mecanismos teatrales del barroco.

Con una cruz –hoy en la iglesia de San Pedro de Lima- y con unas láminas y cuadros del cielo, el purgatorio y el infierno, invitaba a los negros a la conversión. Denunció el abuso de las autoridades en torno algunas sentencias que afectaban a los indios a pesar de exponerse a ser expulsado de Perú.

Tuvo a su cargo la misión de refaccionar la capilla de Nuestra Señora e los Desamparados, otrora en la actual Estación-Museo de los Desamparados, hoy en la capilla de Breña. Parece ser que fue allí hacia 1660, en la capilla, el primer misionero que tuvo la iniciativa del Sermón de las Siete Palabras o de las Tres horas.

Ahí mismo fundó la Escuela de Cristo, asociación de laicos en la que cultivaba su espíritu a través de meditación, espíritu de penitencia, la práctica sacramental y el amor al prójimo. Supo aglutinar todos los miembros del "cuerpo social": nobles, clérigos, comerciantes, siervos y menesterosos. Entre los más asiduos asistentes estaban los virreyes conde de Alba de Aliste, Conde de Santisteban y el Conde de Lemos. Con este último, tuvo una particular amistad, y fue padrino de tres de sus hijos.  Murió en Lima en 1673. 

La Hermandad de Francisco del Castillo se reúne el día 11 de cada mes después de la misa celebrada en su honor en laIglesia de San Pedro de Lima.

(Peruanos ejemplares, J.A. Benito)


El P. Enrique Rodríguez en su interesantísimo blog ha publicado la autobiografía

COMENTARIOS FINALES

El 8 de diciembre de 1672, como relata el padre Castillo, colocó el corazón del difunto virrey, a los pies  de la imagen de Nuesta Señora de los Desamparados, mientras su cuerpo fue enterrado en el mismo templo. En algún momento del que no hay registro escrito, el corazón fue trasladado a la capilla interior de la casa Profesa, siendo colocado en la pared, en una caja, junto con una reliquia del padre Antonio Ruiz de Montoya y otras dos del padre Francisco del Castillo.
 
El 19 de Octubre de 1767, consumada la expulsión de los jesuitas, la Junta de Temporalidades tomó posesión de la Residencia y el Templo a nombre de Carlos III. Según la nota del padre Vargas Ugarte, en presencia del Provisor y Vicario General de la Diócesis de Lima, Francisco de Santiago Concha y Carrión, "se abrió la caja, se sacaron las gavetas en que se guardaban las reliquias y, después de reconocidas, se guardaron nuevamente y se mandó abrir un nicho en la base del arco toral, en el presbiterio de la Iglesia al lado de la epístola, donde se depositaron. Una sencilla inscripción allí puesta nos dice: " + Aqui yacen dos huesos del V. P. Antonio Ruiz de Montoya, uno del V. P. Juan de Alloza, otro del V. P. Francisco del Castillo y el corazón del Excmo. Sr. Conde de Lemus. Virrey de estos Reynos.
 
En 1939, al ser demolido el templo para ampliar los jardines de la Casa de Gobierno, los huesos de los padres Antonio Ruiz de Montoya y Juan de Alloza, se guardaron en una caja bañada en plata, dentro de otra de madera con sus vidrios y el hueso del P. Castillo en un relicario de metal y vidrio. El corazón del Conde de Lemos fue puesto en la capilla de San Francisco de Borja de la iglesia de San Pedro, donde permanece. También quedó en esta iglesia el hueso del padre Castillo.
 
La caja fue llevada al Colegio de la Inmaculada, entonces en la avenida La Colmena, en cuya capilla de comunidad estuvo guardada hasta que los jesuitas trasladaron su local a Santiago de Surco. El sacristán de la iglesia, don Félix López, recogió la caja y la guardó en el coro del templo parroquial de Santo Toribio en 1967, donde permanecieron hasta que el autor de este blog la buscó y encontró, entregándola a la curia provincial de los jesuitas. El padre José Luis Rouillón S.J. la recibió del superior provincial y después de un tiempo en la sacristía de la capilla de comunidad del colegio, fue entregada por el padre Benjamín Crespo S.J. a la iglesia de San Pedro, donde es guardada.
 
Respecto a la Autobiografía, se debe decir que fue escrita por obediencia. El padre Castillo la escondió dentro de una imagen, porque no se le había ordenado entregarla. Dejaba en manos de Dios el que desapareciera, como quería él, o fuera conocida. Ha sido tarea grata bajarla a este blog, en espera de una publicación hecha por especialistas. Así como los restos del padre Castillo están en una pared de nuestra iglesia de San Pedro, esperamos y deseamos poderlos un día trasladar a los pies de Nuestra Señora de los Remedios, en cuya capilla tiene su espacio reservado, a la entrada de la cripta bajo el presbiterio.
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AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CASTILLO - XXXI


XXXI


 

Martes 2 de Febrero de 1672, acabada de celebrar en la Cathedral la fiesta de la Purificación de la Santíssima Virgen; se comenzó a publicar a las doce con un repique general de toda aquesta ciudad de Lima, chirimías, clarines, fuegos, etc. la solemne y alegre fiesta de la colocación de la Virgen de los Desamparados Santíssima a su nuevo y hermoso templo, a donde el dicho día, por la tarde, a las cinco, se llevó la santa imagen con una solemníssima procesión, que salió de la capilla Real de Palacio, en donde estuvo tres años depositada la Santa imagen.

El aderezo y adorno de las cuatro ángulos del patio principal de Palacio, que es donde está al presente la Audiencia, y que Dios nuestro Señor me mostró poco antes en visión imaginaria e intelectual, paréceme por dos o tres veces, los ostentosos arcos y. artificios triunfales que pusieron, lo hermoso y cívico de los altares, las hermosas y ricas andas, los magestuosos y curiosos arcos triunfales (sic), las solemnes fiestas que celebraron la Cathedral y las Religiones, los fuegos, los regocijos, y en especial el certamen y coloquio particular que se hizo; nunca oído otro semejante, en esta ciudad, ni el tiempo da espacio para decirlo, ni la lengua podrá explicarlo,·y así me remito a la Relación de las fiestas y al libro que de ellas se está imprimiendo.

Esta Cuaresma de 1672, qué comenzó a 2 de Marzo, se comenzaron a exercitar en este nuevo templo de la Virgen Santíssima de los Desamparados los ministerios que en la capilla antigua se exercitaban, que son los que contiene aquesta memoria:

Memoria de los exercicios espirituales a que han asistido y han de asistir los Religiosos de la Compañía de Jesús de la nueva Casa de Nuestra Señora de los Desamparados de esta ciudad de Lima.

"Todos los domingos del año, en una plazuela que llaman del Baratillo y en el barrio de San Lázaro, asisten por la tarde dos padres, el uno hace la doctrina y plática a los indios, en su lengua, y el otro, en acabando el primero hace lo mismo en español, gran concurso de gente que se junta, de todos estados, en aquel sitio; acabada esta última plática vuelven en/procesión a la Capllla de los Desamparados, la Cuaresma, con una imagen de un .Santo Christo, y lo demás del año sin ella, y hacen un acto de contrición delante del Santíssimo Christo de la Agonía, que está en dicha Capilla, asistiendo dos padres en la iglesia para oír las confesiones que aquella hora se ofrecen.

Lunes, martes, miércoles, asistían los Padres de esta casa a las cárceles y hospitales y a los obrajes de negros, a hacerles la doctrina christiana y consolarlos; los juevc8, por la tarde, se hace una plática a las mulatas y negras, acabándola con un acto de contrición; viernes, por la tar¬de, es la Escuela de Christo, en la conformidad que en otras partes de España está introducido, descubriendo el Santíssimo Sacramento y la imagen de la Santíssima Virgen, dando puntos de la oración, platicándoles un pa¬dre, y luego se tiene media hora de contemplación; los sábados, por la mañana, se canta una misa a la Santísima Virgen y hay muchas confesiones y comuniones de mujeres, que cuden muchísimas ese día, acabada la m isa se cuentra un exemplo que aacaba con un acto d contrición.

            Otro ministerio de mucho servicio y gloria de dios es el de la escuela de los niños desamparados  pobres, de toda la ciudad, a quienes se enseña a leer y escribir, y la doctrina christiana, y se les dá plumas, tinta y papel, para lo cual hay rentas situadas. Cada tres meses hay comunión general de pardas y morenas libres y esclavas, asistiendo los padres toda la mañana a confesarlas.

            Desde 14 de Setiembre hasta 21 del mismo mes, se celebran los desagravios del Santíssimo Christo de la Agonía, con confesiones y comuniones, por las mañanas, y por las tardes, con pláticas espirituales y actos de contrición.

            Los tres días, por la tarde, de Carnestolendas, sale una procesión muy devota en que se lleva una imagen de Christo Señor Nuestro Crucificado, cantando elMiserere, y se va recoxiendo a la gente que está jugando y entreteniéndose en las locuras de aquellos días, para que vayan a oir plática que acaba en acto de contrición: el primer día a la parroquia de San Lázaro, el segundo a la capilla de Nuestra señora de Copacabana, y el tercero, a la iglesia de Nuestra Señora de las Cabezas.

            La segunda semana de Cuaresma, han de ir dos padres a los obrajes a confesar y comulgar a los negros de ellos, que por estar con prisiones no pueden ir a la iglesia.

            El Martes Santo celebra la Escuela de Christo la congoja y la agonía del Salvador del mundo, con muchas confesiones y comunones, por la mañana, y por la trarde con una devotíssima procesión de penitencia, silencio y mortificación, por algunas calles de la ciudad. El Viernes Santo desde las doice a las tres de la tarde los hermanos de la Escuela de Christo asisten, a celebrar laas Tres Horas que el Redentor estuvo en la Cruz, a que assiste assi mismo otro mucho número de gentes, así hombres como mujeres, y los exercicios son oración mental, vocal, y lición espiritual.

Desde el Domingo de Cuasimodo hasta la octava del Corpus saldrán dos padres de aquesta casa por el contorno de Lima, a misión, a doctrinar, confesar y comulgar los morenos que hay en las chácaras, que no han cumplido con la Iglesia, por estar impedidos unos, y otros distantes de la ciudad; también pertenece a los padres de esta casa el catequizar los esclavos de esta ciudad, por las mañanas a los negros aguadores y a otro numeroso concurso de negros que se pone en una esquina de la Plaza a alquilarse para trabaxar, y a las morenas que van al Rastro; y los viernes, por la mañana, de la siete a las diez también un padre hace la doctrina  a las negras en la Pescadería, donde concurren gran número de esta gente.

Pertenece, así mismo, a los padres de este Colegio amparar a los pobres desamparados, especialmente del barrio de San Lázaro, yendo un padre con un hermano a la iglesia de Nuestra Señora del Socorro, y Nuestra Señora de las Cabezas, algunos sábados, por la tarde, a hacerles la doctrina Christiana, confesarlos, y comulgarlos al día siguiente.

            El año de 1669 se fundó en esta ciudad una casa de Recogidas, con el nombre de Amparadas de la Puríssima, las cuales viven con grande exemplo y encerramiento; a esta casa han de asistir por padres espirituales los del Colegio de los Desamparados y han de hacer dos pláticas cada semana en la iglesia de esta Recoximiento".

Jueves 21 de Abril por la tarde, de 1672, baptizaron en la pila baptismal de la Cathedral de aquesta ciudad de Lima al señor Don Francisco de Borja de la Puríssima Concdepción, Joseph Miguel, Zenón; Domingo, Ignacio, Xavier, etc., hijo lexítimo del Excelentíssimo Se ñor Conde de Lemos; le echó el agua el Señor don Es¬teban de Ibarra, Tesorero de la Cathedral, Provisior Y Comisario ·General de la Santa Cruzada, y por mandato de su Excelencia y de la santa obediencia fui yo el pa¬drino, aunque indigno. Luego que en la Cathedral se acabó el baptismo llevaron al recién baptizado a la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, y puesto en el altar ¡mayor, que estaba adornado con toda curiosidad, fué pre¬sentado a la Santíssima Virgen con grande solemnidad.

A 22 de Abril de 1672, viernes por la tarde, estando los de la Escuela de Christo en oración mental en la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, y faltando el organista al tiempo de descubrir y en el tiempo de la oración, en que estaba de manifiesto al Santíssimo Sacramento y la Santíssima Virgen, el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos subió a la tribuna y estuvo tocando el órgano todo el tiempo de la oración en que estuvo descubierto el Santíssimo Sacramento y patente la imagen de la Santíssima Virgen.

A 6 de Diciembre de 1672, día del glorioso San Nicolás, Obispo, a las ocho de la noche se llevó Dios Nuestro Señor para sí al Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, confirmando y cumpliendo la visión que tuve dos o tres noches cuando yo vivía en Palacio, en que en visión imaginaria e intelectual me pareció que veía al Excelentíssimo Señor Conde de Lemos difunto en el salón de Palacio, en donde le pusieron después de muerto. No me dió Nuestro gran Dios y Señor licencia para comunicar a su Excelencia esta visión, por sus altos, profundos e inescrutables secretos, quizá porque por cuenta de su Magestad Soberana corriese la prevención y disposición que su Excelenciá tuvo para la muerte; pues, muchos meses antes que entrase en Palacio la tuvo continuamente tan presente y tan a la vista.] más que si hubiera tenido evidente y clara noticia y revelación.

Así por las ilustres obras que hizo como por las virtudes heróicas que exercitó, confesándose cada día y generalmente toda su vida, y algunos días antes de darle la enfermedad de la muerte, pidió su Excelencia le diesen todos los sacramentos,. y antes de recibir el Viático pidió a todos le perdonasen; el día siguiente, 6 de Diciembre, le cantaron las Religiones sagradas el Credo, cantándolo su Excelencia también en la casa, y. confiado en la preciosíssima Sangre de Christo Señor Nuestro y en la intercesión de su Puríssima Madre, dixo que el demonio no había de entrar en el aposento, porque la Virgen Santíssima había de tapar con su manto la puerta, y que esperaba ir al Cielo a repicar las campanas en la fiesta de la Puríssima, qué allí se había de celebrar. Aqueste día, a las ocho de la noche, después de haberse reconciliado y hecho muchos actos de fé, esperanza y caridad, con un santo y·devoto Christo Crucificado partió de aquesta vida, mortal a la eterna con grande sosiego y paz, con una llave dorada del camarín de la Virgen de los Desamparados Santíssima, y me pidió su Excelencia le atasen bien en la mano y le enterrasen con ella, porque con aquella llave esperaba abrir la puerta del Cielo.

Notóse y observóse una cosa particular en la muerte de aqueste Príncipe, que los clamores tristes de las campanas que ocurrieron por ocho días, fueron acompañados y pareados con los alegres repiques de las campanas por el octavario de la Puríssima, con que los dobles movían a sentimiento por la muerte triste del cuerpo, y los repiques por la vida eterna que esperamos goza su alma; también se observó otra cosa, que el día que le cabía celebrar en la Cathedral el novenario de la Puríssima, este día quiso también la Virgen Santíssima honrarlo en el suntuoso entierro que se le hizo ese día.

Como el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos tenía en vida su corazón en la Virgen de los Desamparados Santíssima y en el Misterio de la Puríssima; quiso tambien manifestarlo en la muerte, pidiéndome un año antes que cuando su Excelencia muriese le pusiesen su corazón a los pies de la Santíssima Virgen; y así el día de la Inmaculada Concepción de María coloqué y puse su corazón a los pies de·la·Virgen de los Desamparados, en una gaveta con su llave dorada y una lámina de plata encima de la peaña con unas letras que dicen: Aquí yace el corazón del Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, que como en vida se lo ofreció a la Emperatriz-de los cielos y Madre de Desamparados y desvalidos se lo ofreció también en la muerte.
Aquí dió fin la dicha vida que el Venerable Padre Francisco del Castillo, escribió por mandato de sus Prelados, la cual está fielmente sacada de su original que queda en el Colegio de San Pablo de la Compañía de Jesús de esta ciudad, y para que de ello conste por mandado de dicho Señor Canónigo Don Agustín Negrón de Luna, Juez de esta Causa, dí la presente en esta ciudad de Lima, en veinte y nueve días del mes de Noviembre de mill y seiscientos y setenta y siete años, y lo firmó el dicho Señor Juez.  -Don Agustín Negrón de Luna.  -Jacinto Garavito de León.  -Ante mí, Fr. Antonio Joseph de Pastrana, Notario público apostólico. 

 

sábado, marzo 05, 2016

AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CASTILLO - XXX


XXX

 

Este mismo día 30 de Octubre de 1670, el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos mandó edificar en la plazuela que llaman del Baratillo un almacén para que se guarden en él los bancos y otras alhajas necesarias para·el ministerio de la doctrina christiana y platicas que se hacen allí los domingos, pagando su ExcelencIa el solar a su costa, que costó quinientos pesos, y la hechura de dicha obra que montó novecientos y treinta pesos: mandó su Excelencia que sobre la puerta del dicho almacén que se hacía, se pusiese por armas suyas una imagen sobre azulejos de la Inmaculada y Puríssima Concepción, y en el friso y cornisa dedicha puerta, al pie de la imagen de la Puríssima, un letrero que dice assí: Almacén de la Santíssima Cruz del Baratillo, que mandó fabricar el Excelentíssimo Señor don Pedro Antonio de Castro y Girón, Virrey y Capitán General de estos Reynos, el año de 1670, tercero de su gobierno. Ruegen a Dios porsu Excelencia. Con tan gran afecto y tan cordial acudió su Excelencia a esta obra, tan del servicio y gloria de Dios, que cuando fué su Excelencia a ver y escoxer el solar, fué a pié, y después acudió algunas veces a ver la obra cuando se hacía.

A 6 de Noviembre de 1670 me dió nuestro Señor y su Santíssima Madre a entender, cuanto le agradaba a su Magestad el modo de rezar el Rosario qué tengo apuntado y practico, por los efectos y palabras del "Ave María ", porque después de haberle rezado, y acabado de acostarme, a las doce de la noche, apenas quedé dormido, cuando sentí toda el alma rodeada y penetrada de Dios, dando veloces y grandes vuelos en actos fervorosos de amor-de Dios y de la Santíssima Virgen nuestra Señora; alzéme y reparé tres cosas entonces, que cuando más penetraba alma y conocía aquella grandeza inmensa de Dios, tanto eran más ligeros, veloces y mayores los vuelos; lo segundo, que en esos vuelos no perdía la vista y conocimiento de Dios el alma; y lo tercero, que si se disentía o perdía algo esa vista o refluía en lo que hacía e entibiaban o cortaban los vuelos, finalmente se humillaba mucho el alma en esos vuelos, procurando y deseando no se supiesen.

A 25 de Diciembre, día de Pascua de Navidad de 1670, después de las doce y media de la noche dije las tres misas rezadas al Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, en su oratorio, y me fué necesario divertir el pensamiento del dulcíssimo misterio del Nacimiento en el tiempo de las tres misas, para encubrir y disimular los grandes, celestiales y regalados afectos y sentimientos que entonces comunicó la Soberana Magestad de Dios a mi corazón, los cuales sentí por la mañana también, todo el tiempo que asistí de rodillas a la Virgen de los Desamparados Santíssima, junto a su trono.

A 20 de Enero de 1671, estando cerca de las doce de la noche, durmiendo, sentí mi alma como levantada muy alto en el aire, y que estaba haciendo actos muy fervorosos de amor de la Santíssima Virgen, que era el objeto y blanco que tenía el alma, el mucho tiempo que duró esto. A 7 de Febrero de 1671, estando por la noche durmiendo, sentí una grande unión con Christo Señor nuestro crucificado.

Necesitando de tres tablones de cedro para una repisa de la Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, me dixo mi sobrino el Capitán Manuel de Pantoja, como me traía de Panamá veinte y cinco tablones de cedro, que me envió luego; necesitando de dos palos de cocobolo para las tribunas de la Capilla de la Santíssima Virgen, a 17 de Febrero, por la tarde, envió el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, seis palos de cocobolo.

A 27 de Abril de 1671, estando de noche durmiendo, en visión imaginaria e intelectual vi a Christo Señor nuestro crucificado que me daba una grave y recia reprensión, y hacía cargo de una falta que cometí, de la cual pedía mi alma misericordia y perdón. Una noche, en visión imaginaria e intelectual, vió y se halló mi alma en un monte alto lleno de riscos y breñas, sin saber ni hallar por donde bajar, con que Dios me enseñó y dió a entender con esto una ocupación para mí muy trabajosa y pesada, de que no me pude librar.

A once de Abril de 1671, sábado por la tarde, a las cinco, se cerró el arco toral de la Capilla de la Virgen de los Desamparados Santíssima, a que asistió el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, yendo a pié de Palacio a la obra, con una compañía de soldados detrás. ·Hubo muy gran regocijo con los clarines y chirimías y fuegos y a lo último de esta función dió su Excelencia un patacón a cada oficial.

Para aplacar el justo enojo de Dios, y para que su divina justicia no nos castigase como castigó a Panamá por medio de herejes ingleses, como nuestros graves pecados y culpas merecen, por ser el origen y causa de estos trabaxos que entonces padecían y padecemos, desde el sábado 9 del mes de Mayo de 1671, hasta el 19 del mismo mes, celebró en la capilla real de Palacio un novenario a la Virgen de los Desamparados Santíssima, con misa cantada por las mañanas, todos los días, y oración mental por la tarde, precediendo la lición espiritual y puntos, y descubierto mañana y tarde el Santíssimo Sacramento. Y a 16 de dicho mes de Mayo, sábado por la tarde, víspera de pascua de Espíritu Santo, fué de la capilla real de Palacio a la santa Iglesia Cathedral, en una procesión muy devota el Santíssimo Crucifixo de la Agonía, y la santa devota imagen de la Virgen de los Desamparados Santíssima, ante quien el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, llevó el guión en toda la procesión. Viernes por la. tarde, 12 de Junio de 1671, estando los oficiales cerrando el arco del altar mayor de la Capilla de la Virgen de los Desamparados Santíssima, se descompusieron los serchones y fué conocido y grande milagro de la Santíssima Virgen, como dixo el maestro de la obra Manuel de Escobar, que no arrancasen y se saliesen dos clavos para que se viniera todo el arco abajo y matara a todos los oficiales, y este peligro y riesgo duró cinco días.

A 2 de Julio, a las cinco de la tarde, entraron las monjas que vinieron de Panamá en la capilla Real de Palacio, a visitar a la Virgen de los Desamparados Santíssima, como desamparadas y desvalidas.

A 3 de Julio, por la mañana, se cayó en la obra ·de la Santíssima Virgen de los Desamparados un mangle en que estribaba los pies un moreno, el cual cayendo de lo alto, junto al cañón quedó colgado de un mangle en que estribaba, y se detenía solamente con las quijadas, hasta que lo ampararon y aseguraron.

A 23 de Julio de 1671, estando a las diez del día, el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, viendo la obra de la Capilla de la Virgen Santíssima de los Desamparados, y contando yo a su Excelencia los muchos milagros que la Virgen Santíssima había obrado en la fábrica de su Capilla, no permitiendo que a ningún oficial hubiese sucedido desgracia alguna, lo quiso confirmar la Santíssima Virgen con un caso muy milagroso que a vista de todos los que se hallaron presentes sucedió entonces, porque estando abriendo un cimiento salieron de la grande profundidad de él tres morenos que estaban dentro, sin ninguna necesidad de salir, ni haber mandado salir a ninguno, y apenas salieron afuera cuando al punto se derrumbó un pedazo·de otro cimiento, con muy pesadas y grandes piedras que bastaban para matar y dexar enterrados a los morenos, si no hubiera salido luego.

Un mozo, mayordomo de la obra de la Virgen de los Desamparados Santíssima, llamado Bartolomé López de Haro, me contó que a 26 de Julio de 1671 después de las doce del día, le tocaron a la puerta de la obra, preguntó por la parte de adentro quién era, y respondiendo de la parte de afuera que abriese la puerta, que era la que estaba junto a la puente, miró el dicho mayordomo por -los resquicios de la puerta quién era el que tocaba, y vió a un ermitaño muy venerable que hablando al mozo le dijo, cómo iba a ver al Padre Francisco del Castillo; está comiendo, le dijo el mozo, pues déjeme ir a comer con él, le replicó el ermitaño, y no es ahora tiempo, le dijo el mayordomo de entrar allá; pues dígale al Padre Francisco del Castillo, cómo el ermitaño de España, su amigo, le vino a ver; con que diciendo esto se fué el ermitaño, el cual por el traje· y las señas y circunstancias se puede entender muy bien que fué el Venerable Hermano e ilustre mártir de Christo Pedro de la Concepción, de quien tengo ya hecha mención en el folio 56 y desde el folio 131 hasta el folio 145 de aquestos apuntamientos; y cuando sucedió esto no había en esta ciudad de Lima ermitaño alguno de España, amigo.

A los fines de Agosto de 1671, cayó un pedazo de cornisa de la obra de la Virgen de los Desamparados Santíssima, que estaba hacia el río, acabándose de quitar de encima un oficial, lo cual se atribuyó a milagro de la Santíssima Virgen".

A 2 de Octubre de 1671, cerca de la cinco de la tarde, cayó de la obra de Nuestra· Señora de los Desamparados una piedra de forma y tamaño de un pan de a cuartillo, y le dió al Hermano Diego de la Maza, en la cabeza, que iba pasando, y cuando con la violencia y fuerza del golpe pudo el hermano quedar allí muerto, quedó sin lesión ninguna, por medio e intercesión de la Santíssima Virgen nuestra Señora, por hacer el Hermano entonces el oficio de sobre-estante en su obra.

A 30 de Octubre de 1671, estando viendo la obra ce la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, el Maestre de Campo don Fernando de Castilla Altamirano, cayeron dos medios ladrillos de lo alto de una torre y die­ron junto a sus piés, de suerte que si hubiera dado un paso más para adelante le hubieran dado los dos medios ladrillos en la cabeza, lo cual se puede tener por milagro de la Santíssima Virgen nuestra Señora.

A 17 de Noviembre de 1671, estando·de noche durmiendo, oí a las cuatro de la mañana que me daban golpes en el cancel y me despertaban, juzgué sería mi Santo Angel de Guarda.

Cuando Dios nuestro Señor muchos años há me mostró en visión imaginaria e intelectual esta nueva iglesia de la Virgen de los Desamparados Santíssima, me la mostró como ahora está por de fuera pintada y canteada de almagre y blanco. Siendo yo hermano novicio en el Noviciado de San Antonio de esta ciudad de Lima, y entrando a la capilla interior en donde los hermanos novicios tienen sus exercicios, y poniéndome a tener oración se me-presentó muchísimo tiempo en lo interior de mi corazón una hermosa y curiosa capilla en qué me hallaba metido, experimentando y sintiendo divinos y celestiales efectos y grandes favores de Dios, presunción y cierta señal de que después gozaría de otra hermosa y curiosa capilla, en que también experimentaría y recibiría muy grandes mercedes y favores de Dios y de Su Madre Santíssima.

 

A 27 de Diciembre de 1671, bendijo y consagró nueve campanas para la iglesia de la Virgen de los Desamparados Santíssima el Ilustrísimo y Revérendísimo Señor Don Cristóbal de Quirós, Obispo de Chiapa y después de Popayán; consagráronse las campanas en el patio de Palacio, junto del cuerpo de guardia, con mucha solemnidad asistiendo el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos.

Sábado 30 de Enero de 1672, bendijo a las diez del día la nueva iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, con las ceremonias acostumbradas, el Ilustríssimo y Reverendíssimo Señor Don Cristóbal de Quirós, Obispo de Chiapa y luego de Popayán, con asistencia del Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, de la Real Audiencia y Cabildo de esta ciudad, con demostraciones y acciones de grandíssimo regocijo, publicándolo las campanas de las dos torres del nuevo templo, a quienes luego siguieron las de la Catedral y demás iglesias de esta ciudad.

 

AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CASTILLO - XXIX


XXIX


 
Aunque tengo por muy grande y señalada merced de Dios el haber llegado a ver con tan felices principios las dos obras que he tenido, tan deseadas en esta ciudad de Lima, como son la reedificación de la Capilla de la Virgen de los Desamparados Santíssima y la casa de las Amparadas de la Puríssima, de que acabo de hacer relación, no tengo por menor merced de Nuestro Señor el haber traido su Magestad Soberana de España al Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, por Virrey, Gobernador y Capitán General de estos Reynos del Perú, para que su Excelencia emprendiese estas obras de tan gran servicio y gloria de Dios, con el fervor, espíritu y celo que vemos, acudiendo muchas veces personalmente a la casa de las Amparadas de la Puríssima, a cuydar de la obra y sustento, y de todo lo necesario para las que están recoxidas dentro, y buscando también limosnas para tan santa y tan pía obra, assí dentro de la ciudad como fuera, por todo el Reyno; y cuydando también su Excelencia de la reedificación de la Capilla de la Virgen de los Desamparados Santíssima, con tan grande celo y fervor que no sólo ha procurado su Excelencia acudir frecuentemente a la obra, sino cuydando del material, aún estando fuera de la ciudad y en la fuerza de los despachos y ocupaciones en el Callao; y para que se eche de ver el celo, la devoción y piedad con que su Excelencia ha cuydado de esta obra, me ha parecido copiar aquí un papel que del Callao me escribió su Excelencia, que aunque no he querido publicar otros, aunque llenos de piedad y devoción, me ha párecido publicar este por ser de tanta edificación.

Papel que el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, estando en el puerto del Callao, me escribió acerca de la Capilla de la Virgen de los Desamparados Santíssima y de su obra.

"Padre de mi alma, tenga V.P.M.R. tan santos días como yo le deseo. Cruel noche de calor ha hecho la pasada, y ahora, que son las seis y media, está en su fuerza; algo se ha de padecer por cumplir la obligación. Estoy esperando la persona que ha de llevar los palos de amarillo, que como buen esclavo me toca solicitar lo que toca a mi ama, y bien sabe su Magestad que si fuera posible que la cal de la obra de su santa Capilla fuera amasada con mi sangre, no hubiera dicha mayor para mi, que aunque soy el más ingrato hombre a nuestro Dios, pero por su Santíssima l\iadre, y por su divina Magestad primero, claro está, me dejara hacer pedacicos, como lagloriosíssima Santa Rosa decía. Guárdeme Dios a V.P.M.R. en su santa gracia los muchos años que deseo y he menester.-Callao, 10 de Febrero de 1670.-Hijo de V.P. M.R.-EI Conde de Lemos".

Por este papel se echará de ver el fervor y celo santo de su Excelencia en las cosas del seruicio y. gloria dé Dios y de su Santíssima Madre, y cuán arraigada tiene su Excelencia en su corazón la dulcíssima y cordial devoción de esta Soberana y Gloriosa Reyna y Madre de Desamparados Santíssima.

No puedo dejar de apuntar aquí la merced que me hizo nuestro Señor en declararme y manifestarme con especial afecto y luces su santíssima voluntad, cuando el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, me mandó que fuesse su confesor, confieso que yo rehusaba y sentía la ocupación por mi corto caudal y talento, y por mis pocas letras y espíritu, como claramente se lo propuse varias veces a su Excelencia y a todos mis superiores, para que me excusasen de aqueste oficio propio de personas nobles y graves, y de muchas letras, ciencia y espíritu; pero sentí varias veces que nuestro Señor me daba a entender claramente con especiales luces y efectos que sentía en mi corazón, que yo no rehusase la ocupación, que esa era su voluntad para lo que pretendía su Magestad, de su grande servicio y gloria. Varias veces me ha dado nuestro Señor a sentir que el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos le ha escoxido su Magestad Soberana y lo ha traído a este Reyno para cosas de grande gloria y de mucho servicio suyo, y para darle a su Excelencia después muy grande gloria en el cielo; y estoy sintiendo en mi corazón, y Dios nuestro Señor me ha dado a entender, que esta y otras señaladas mercedes que ha hecho a su Excelencia su Magestad Soberana, ha sido por la singular devoción y afecto que su Excelencia ha tenido a la Inmaculada y Puríssima Concepción de su Santíssima Madre María, nuestra Señora concebida sin mancha ni deuda alguna de pecado original en el primer instante físico de su ser.

Prosiguiendo con las mercedes y favores que aunque indigno me ha hecho nuestro Señor, comenzaré con un caso que en el Colegio de San Pablo me sucedió con el glorioso San Antonio de Padua; en una ocasión tenía una cruz de bronce curiosa, con especiales y grandes reliquias, perdióseme en una ocasión, y habiendo hecho todas las diligencias posibles no parecía; acabando yo un día de decir misa, y estando dando gracias a nuestro Señor, se le encomendé a San Antonio de Padua y al instante sentí que el corazón me decía que fuese a la celda y que entre la funda y el almohada hallaría la cruz metida, fuí a la celda y desatando la funda metí la mano y hallé que estaba dentro la cruz, con que rendí las gracias a San Antonio por la merced que me hizo nuestro Señor por su medio. Esta cruz se la dí después al Venerable y Apostólico Padre Antonio Ruiz de Montoya.

Tuve noticia en esta ciudad de Lima de que un mozo casado, andaba inquieto, inquietando mujeres casadas; entréme un día en su casa, propúsele la noticia que me habían dado de los malos pasos que daba y el mal estado en que estaba, ponderéle aquesta propuesta y contele un caso muy desastrado y muy ajustado al intento, previniéndole se cuydase, no le sucediese también lo mismo. Pasaron algunos días, y olvidado de esta propuesta y aviso le dió otro nuestro Señor, apareciéndosele en dos ocasiones la muerte: pasaron algunos días, y prosiguiendo en su mal estado, habiéndole Dios avisado dos veces, le castigo a la tercera su rigurosa justicia, porque llevando a una mujer casada a su casa y estando con ella en la cama, se quedó muerto en sus brazos, como después me contaron.

Un mozo, pardo, oficial, cayó un día de lo alto de la obra de nuestra Señora de los Desamparados, cuando se estaha haciendo su santa Capilla, y al caer se le embarazó el zapato y el pié de un andamio, con que quedó , boca abajo y colgado, hasta que unos oficiales lo descolgaron, con que si cayera hubiera muerto; atribuyo sea milagro de la Virgen de los Desamparados Santíssima.

A 18 a 19 y 20 de Septiembre de 1670 se celebró la fiesta de nuestra Señora de los Desamparados en la capilla real de Palacio, con la misma solemnidad y grandeza del año antecedente de 1669; el segundo día de la fiesta, 19 de Septiembre, me hizo nuestro Señor una gran merced, estando yo hincado de rodillas junto a la caxa y trono de la Santíssima Virgen. A 30 de Septiembre de 1670, tuve una visión imaginaria e intelectual, del fin y paradero de los regalos manjares y gustos de aquesta vida, tan espantosa fué aquesta visión y tan asquerosa que me faltan palabras, ponderación y razones con que explicarla.

A 3 de Octubre de 1670, viernes por la tarde, estando en la capilla real de Palacio, descubierto el Santíssimo Sacramento y la devota y hermosa imagen de nuestra Señora de los Desamparados para la oración mental, y faltando el organista y arpista que tocan todo el tiempo de la oración, bajó el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos de la tribuna en que estaba a la capilla y estuvo tocando el órgano todo el tiempo de la oración, hasta que el Santíssimo se encerró; A 7 de Octubre de este año de 1670, estando con el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos en la sala del Acuerdo, como a las doce del día, sentí en el lado derecho del pecho como una herida, una violencia y un incendio grande y fuego de amor de Dios. A 29 de Octubre de 1670, estando yo diciendo misa en la capilla real de Palacio delante de la Virgen de los Desamparados Santíssima, y acordándome de que me habían contado de que a un sujeto le habían disuadido y aconsejado de que no aplicara cierta limosna a la fábrica y capilla que entonces se estaba haciendo para la Virgen Santíssima, y acordándome entonces también del poco· afecto que algunas personas y sujetos tenían a dicha caxa y Capilla, me pareció que de la caxa y nicho de la Santíssima Virgen salía una voz que sentía en lo interior de mi corazón y mi alma, y me decía: "Si me tienes a mi", como que, la Virgen de los Desamparados Santíssima me decía: "Si me tienes a mi, tén fé". "Si me tienes a mí, espera en mi", "Si me tienes a mí, no pongas tu confianza ni corazón en criaturas", "si me tienes a mí, tendrás también a mi Santíssimo Hijo, con que lo tendrás todo" etc.

El día siguiente 30 de Octubre se me ofrecieron las mismas palabras, también de la Virgen Santissima nuestra Señora, que el día antes, diciendo misa, y a la noche me dijo el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, entrando su Excelencia en el aposento en que yo asistía, cómo acababa de recibir su Excelencia unos papeles, instrumentos y recaudos del Cuzco, que sólo había estado su Excelencia aguardando, para que se diesen a nuestra Señora de los Desamparados, diez mil pesos, que para su fábrica estaban depositados, con que quiso la Virgen de los Desamparados Santíssima, por medio de su Excelencia, enviar el amparo y socorro de esta limosna, y verificar y cumplir su celestial promesa y palabra.

El efecto que obró en mí, fué una grande confianza en la Santíssima Virgen y un desapego grande y desconfianza de criaturas, y un efecto grande y amor a esta Soberana Señora, tan solamente, y a su Sacratíssimo Hijo.

 

AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CASTILLO - XXVIII


XXVIII


 
Con ocasión de unas rigurosas tercianas que tuve luego que pasó aquesta fiesta, no pude negociar y diligenciar que se comenzase luego a habitar esta  casa de las Amparadas de la Puríssima,·con que comenzaron en la ciudad con censuras, murmuraciones, mentiras y testimonios a querer desacreditar esta obra de tan grande servicio y gloria de Dios, algunos de mal corazón y depravada intención, y otros, que por la obligación de su·estado la habían de acreditar y apoyar, pero presto levantó Dios la mano no para descargar con el castigo que merecían, sino para taparles las bocas y confundir su malicia: porque restituyéndome la salud la misericordia y piedad divina, por medio e intercesión de la Santíssima Virgen María Nuestra Señora, procuré y solicité se restituyese su crédito y grande estima a la casa de las Amparadas de la Puríssima, dándose feliz principio a su habitación el sábado 3 de Mayo, día de la Invención de la Santa Cruz, de este año de mil seiscientos setenta. Este día se comenzó a habitar esta casa de las Amparadas de la Puríssima, entrando Abadesa y portera muy virtuosa y de mucha prudencia y celo, y otras siete mujeres mozas desengañadas. Para más solemnidad, regocijo y fiesta de aquesta entrada, la música de la Cathedral cantó a la tarde en la Capilla de la dicha casa el Te Deum laudamus en hacimiento de gracias y la Salve a la Santíssima Virgen Nuestra Señora, a que asistió su Excelencia el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos con toda la Real Audiencia y el Ilustre Cabildo de esta ciudad; cantó la oración a la Salve el Padre Ignacio de las Roelas, de la Compañía de Jesús, Rector del Colegio de San Pablo, a quien asistieron otros dos Padres con capas, y otros muchos Padres y hermanos también de la Compañía, con que esta función se acabó feliz y lucidamente.

A 28 de Mayo de este año de 1670, a las nueve de la mañana, habiendo confesado y comulgado las Amparadas de la Puríssima, recibieron el hábito y traje con que todas andan vestidas, que es saya y-jubón de estameña con una imagen de plata de la Purissima pendiente del pecho con un cordón de seda blanco y azul, con tocas y un velo negro.

Este mismo día, así como dieron las doce, comenzaron a repicar con gran solemnidad, en la Cathedral y en todas las iglesias de esta ciudad, publicando la colocación del Santíssimo que llevaron en procesión solemne esta tarde a la dicha casa de la Puríssima, de que hizo una relación e imprimió por orden de su Excelencia el doctor don Diego de León Pinelo, Protector Fiscal de los Indios y Asesor de su Excelencia, en la forma y estilo que aquí se sigue:

Procesión antecedente al día que se colocó el Santíssimo Sacramento del Altar en la Capilla de la Casa Real de mujeres Amparadas de la Puríssima.

"A la fundación de la Casa Real de mujeres Amparadas de la Puríssima dió principio el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, Virrey, Gobernador y Capitán General de estos Reinos y Provincias del Perú, y como ninguna diIigencia satisface la sed a la devoción que ilustra sus obligaciones, puso tal eficacia en aquesta obra, que en breve tiempo quedó cumplida y acabada, providencia digna del celo cristiano con que ha perfeccionado otras muchas; Recibió este generoso asunto Ia Soberana Reina del cielo y tierra llevada en procesión muy solemne, el día del glorioso San Joseph 19 de Marzo de este año de 1670, y para que se veneren juntos el más alto misterio de nuestra santa fée, Christo Sacramentado, y el más pío, la Concepción Inmaculada de su Puríssima Madre, se colocó en la Capilla el Santíssimo Sacramento miércoles que se contaron 28 de Mayo, traído en procesión de de la Iglesia Cathedral; Lima no admiró más solemne tarde, su lucimiento embaraza los rasgos a la pluma; pero como cede su temor en crédito de fiesta, que por sí misma esta recomendada, no deja de haber sido grande, porque se describe con menos elegante estilo; yo refiero sus circunstancias una a una, con puntualidad, si no con ingenio".

"Adornóse con ricas colgaduras el Palacio, y de su Capilla (pedazo de cielo donde la Escuela del Santo Christo de la Agonía con reverente culto asiste a sus exercicios, hasta que se acabe la bien formada iglesia que a la Virgen de los Desamparados Santíssima se reedifica) pasó a la Cathedral en un trono de flores la Puríssima, asistida de ángeles y santos (siempre sale primero la aurora que el sol), y como a patrocinio de las armas del Rey Nuestro Señor Carlos II, hizo la salva toda la artillería y rindió la milicia sus banderas; de allí a la casa de las Amparadas acompañó a su benditíssimo Hijo Sacramentado, haciendo con sus resplandores mas lucida vereda que la que sigue en sus círculos el sol".

"Iba delante una compañía de soldados a voz de mosquetes la compostura de la gente, que fué mucha, porque la juntó más la devoción que la curiosidad; seguíase el Arcángel San Miguel, Capitán General de los exercitos de Dios, elegante en el talle y tan lleno de luces que todo el parecía un diamante en andas, copia del abril florido; plumaje blanco que nacía de un centro de esmeraldas esparcido al aire, con que se retocaban de admiración los pájaros que le veían, cuchilla en la mano diestra, y en la otra una curiosa banderilla, y por orla con letras de oro "Viva María Puríssima", misteriosa cifra que manifestó el vencimiento contra -el dragon rendido a sus plantas. Segundo, el Arcángel San Gabriel, vestido de tela blanca cuajada de brillantes, tan preciosa mente ataviado que pareció bajar a la sazon del Empíreo a las andas, ameno prado de hermosas flores, a renovar la memoria de la salutación sagrada del "Ave Maria gratia plena''. Tercero, Rafael, medicina de Dios, significando que con ella fué prevenida María en su Puríssima Concepción: servíale de carroza una nube bordada de flores de oro y seda en que llegó arrogante. El cuarto angel con vestidura de tela rosada, sus plantas reproducían matas de azucenas y claveles con diversidad, pues las que le sirvieron de alfombra al mirarla cada vez, parecían otras, o la variedad sustituyó a la naturaleza eran las andas un jardín, donde el arte juntó pajarillos y flores, ellos sin apartarse volaban y ellas sin haber nacido los entretenían; fué este ángel embeleso de los ojos. El quinto ángel lleno de perlas que mejor que en conchas del mar lucían su oriente, airoso, pisaba, sin ajarlas, flores que a sus plantas rendían la hermosura, pero mayor la tuvieron en ellas, no las respetara la tierra aunque anduviesen en manos de hombres, y a los. pies de un angel sirven como traídas del Cielo".

¿Quándo la humildad no sublimó al humilde?

El último angel tan lucido, que hacía novedad; era el ropaje todo de finísimas puntas de oro, y la guarnición de cristalinas joyas con que se entretexieron diamantes, rubíes, y esmeraldas para trasladar a las andas la riqueza de mayor estimación, las flores de escarchado y seda, componían una nube en que el angel hacía ostentación de su belleza. Parece que se armaron todos de competencias, y no fué sino adornarlos con santa emulación las devociones, cogiéndolo como ramillete de huerto florido, que flores son del mundo los ángeles, dijo el divino Ambrosio; llevaron todos banderillas con la propia letra e imitando al Arcángel San Miguel que en las alturas dijo glorioso ¿Quién como Dios? cifrado en las palabras "Viva María Puríssima", misteriosamente decían ¿Despés de Dios, quién como María? Delante de·estos seis ángeles un estandarte bordado de tela blanca, sacóle acompañado de muchos caballeros con velas de a dos libras, encendidas en las manos, don Francisco Sarmiento de los Ríos, Vizconde del Portillo.

La bienaventurada Rosa de Santa María, en huerto de claveles y lirios, coronada de flores, más bellas en su cabeza donde viven más frescas que en la tierra donde nacen. En procesión que sale de María, a quien San Hermano también llamaba Rosa, ¿había de faltar la que tiene su santíssimo nombre por renombre? Con la misma solemnidad sacó su estandarte don Agustín de Bracamonte y Guzmán, Presidente que fué de Panamá.

El glorioso San Joseph con el Niño, mayor que todo lo criado, enlazadas sobre el manto preciosas perlas y diamantes, en andas de varios ramilletes donde el oro, la plata y seda de sus flores cambiaron el color y belleza con los reflejos del sol divino que llevaba de mano, y convidándose en manojos al aplauso, tejida de azucenas una palma se la ofrecieron, manifestando que era columna de la castidad. Iba delante con el estandarte el Marqués de Navalmorquende, don Diego Dávila Coello y Pacheco, Gobernador y Capitán General que fué del Reino de Chile. Salió la estrella de mayor magnitud, signo de paz, diadema de la Iglesia, María Puríssima, que de tradición de San Ignacio martir, llamaban los fieles, María Jesús; iba rodeada de veinticuatro ángeles que le servían de guarda, no por defensa de su inmaculada Concepción, que ya se desvanecieron las sombras que pretendían oscurecer la luz de su pureza, sino como criados que despejaban el paso a las andas. Eran todas de flores escogidas; con propiedad se dispuso así, porque fué su Concepción florida, que es lo mismo que pura y gloriosa, dice Galatino. Empero, todo fué una flor, porque donde va María no hay otra hermosura que pueda lucir después de Jesús, que es flor de María. Sacó el estandarte don Juan Enriquez, Caballero del hábito de Santiago, Presidente, Gobernador· y Capitán General de la Real Audiencia y Reino de Chile.

A la Puríssima, ¿quién sino Dios precede? Seguíase encubierto y sacramentado en la hostia Sagrada Jesús, debajo de riquísimo palio, doblándole la rodilla todas las criaturas; el sol y demás astros luminosos eran oscuridad, en presencia de la incomprensible luz de este divino Señor, no tuvieron más que ver el cielo y la tierra. Caminaba por las calles el camino, verdad y vida, en manos de un sacerdote que le servían de tabernáculo; hizo este oficio el Arcediano, Doctor don Juan Santoyo de Palma; llevaron las varas del palio los regidores y capitulares del Cabildo secular, y dos iban delante con la canasta de plata llena de flores, que sirve las fiestas de la renovación el domingo primero de cada mes, y tres ángeles inmediatos que las esparcían, haciendo con ellas una estela sobre la tierra, como suele una nave en el mar cuando navega. Alternaban el culto y perfume bendito del incienso y thimiama los Prebendados, Canónigos, Racioneros y Prelados de las Religiones. El guión en manos del Excelentíssimo Señor. Conde de Lemos, Virrey de estos Reinos que vestido de gala dió a todos exemplo con su apacible gradeza. La fina y ardiente devoción al Santíssimo y a la Puríssima le solicitó aplausos y aclamaciones; en su pecho era el principal adorno una María de diamantes, indicio de quien tiene estampado en su corazón este divino nombre.

Entraba la procesión en la calle que va derecha al Colegio de San Pablo, y salieron a recibirla San Ignacio sobre andas de plata, y San Francisco de Borja, en otras andas de extremada hechura; el Patriarcha, porque tiene a su cargo las Amparadas de la Puríssima, dando religiosos que las confiesen y enseñen la prefección que dejó escrita en el libro de sus santos Exercicios i y San Francisco, grande por su nacimiento y mayor por su santidad, como tronco de la Excma. Casa de los Borjas, que son. ilustre decendencia los Excelentíssimos Señores Conde y Condesa de Lemos, que hoy con su grandeza y asistencia honran estos Reynos. De allí prosiguieron los Santos incorporados en la procesión, en que iban acompañando también al Santíssimo y a la, Puríssima, con velas encendidas de a libra, todos los Padres y Hermanos de la Compañía, y los Colegiales de San Martín, desde la esquina de su Colegio hasta que llegó la procesión a la Casa, donde la salió a recibir con capa, con ciriales y con cruz alta, el Padre Luis Jacinto de Contreras, de la Compañía de Jesús, Provincial entonces de esta Provincia. Llegó a la Casa el Santíssimo, donde alabado y adorado el Santíssimo Sacramento del Altar se colocó en su Sagrario.

Previno la noche con luminarias y fuegos en la ciudad la celebridad del día siguiente; Jueves 29 de Mayo dijo la misa con toda celebridad el Arcediano de la Metrópoli, descubierto primero el Santíssimo en su trono de plata con dosel de lo mismo, arrimado a la imagen bella de la Puríssima, que hace hermoso frente a toda la Capilla. Asistieron. sus Excelencias y Real Audiencia colmando la fiesta con su bendición el Ilustríssimo y Reverendíssimo Señor Doctor don Pedro de Villagómez, Arzobispo de esta ciudad, y hubiera sido el concurso en la capilla muy numeroso, si lo permitiera el corto sitio de la capilla, que acabó de llenarse con los Alcaldes Ordinarios y Regidores del Cabildo, que no podían faltar por representarse en ellos toda la República, como ni el Tribunal del Consulado por ser a quien se encarga la solicitud de la Casa. Predicó el Padre Ignacio de las Roelas, Rector del Colegio de San Pablo de la Compañía de Jesús; y explicando de la casa y el título esclarecido de las que en ella se recogen, desempeñó con su erudición y letras la solemnidad del día, y acabó dando gracias a Dios Nuestro Señor y a la Puríssima por la fundación de obra tan excelente y piadosa. A la tarde estuvo también descubierto el Santíssimo Sacramento, cantaron la Salve y la Letanía, a que asistieron sus Excelencias también, y habiendo cantado el Arcediano de la Cathedral la oración, encerró el Santíssimo Sacramento. Con que se dió fin a la fiesta, y principio en su Capilla, a la real y perpetua asistencia de Christo Señor Nuestro Sacramentado, que por siempre sea bendito y alabado, y María Señora nuestra concebida sin mancha de pecado original en el primer instante de su ser".

Hasta aquí la relación del doctor don Diego de León Pinelo, Fiscal Protector General en la Real Audiencia de Lima y Asesor General del Gobierno en todos los negocios de españoles.


AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CASTILLO - XXVII


XXVII


 

 

A 16 de Marzo de 1670 se publicó y fixó en las puertas de las iglesias de aquesta ciudad de Lima la solemne y alegre fiesta de la posesión y dedicación de las Amparadas de la Puríssima, con un papel que dictó y que mandó se imprimiese el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, en la forma que aquí se sigue:

"Alabado sea el Santíssimo Sacramento del Altar y la Inmaculada Concepcion de la Santissima Virgen Maria Madre de Dios Señora Nuestra concebida sin mancha ni deuda de pecado original en el primer instante phísico y real de su seer. Amen. El Miércoles que se contarán 19 de este mes de Marzo día del glorioso Patriarcha San Joseph, irá a tomar posesión de la casa real de las mujeres Amparadas de la Puríssima la Emperatriz de los Cielo María Santíssima Señora nuestra, saliendo desde la capilla real de Palacio a las cuatro y media de la tarde. Su Excelencia pide a todos los devotos de nuestra gran Reyna y Señora la acompañen este dia con velas (los que pudieren) que le será de mucha estimación. Los tres días siguientes habrá fiesta en la capilla de la casa nueva. El Jueves 20 de Marzo, al Augustissimo Sacramento del Altar, que estará patente mientras la  misa cantada, y predicará el Reverendo Padre Thomas de Villalva de la Compañía de Jesús. Viernes 21 se hace la fiesta del glorioso Patriarcha San Joseph, y predicará en ella el Reverendo Padre Antonio Lainez, de la Compañía de Jesús, Rector del Noviciado y para que todos tengan noticia de esta obra de la casa de las Amparadas de la Puríssima, es de advertir que se dedica para las mujeres mozas, que por la misericordia de Dios y su Puríssima Madre han llegado al verdadero conocimiento de sus pecados, que queriendo apartarse de las ocasiones en que por su fragilidad han caído, se acogen al amparo de la Puríssima Reyna de los Angeles, Madre de Dios y Señora especialíssima de esta casa voluntariamente, sin que en ella haya de entrar ninguna contra su gusto ni por pena, pues este es recogimiento voluntario, hasta que Nuestro Señor y su Patrona Santíssima disponga de ella otra cosa. Será su vestido exterior de estameña color blanco y escapulario azul y en el pecho pendiente una medalla grande de plata de la Puríssima Concepción, y el vestido interior modesto, pero ordinario; daráseles cuanto hubieren menester de comida, vestido, y cuando estén malas se les curará con toda asistencia y regalo, sin que necesiten de buscar a nadie sino a Dios. Hay fundada capellanía en la iglesia de esta casa, y nombrado capellán que dirá Misa cada día en ella, y que en cualquier tiempo las asista. Cuidarán de lo temporal el Prior y Cónsules del Comercio de los Mercaderes de esta ciudad, que por habérselo pedido su Excelencia han admitido con mucho gusto esta asistencia. En lo espiritual patrocinarán los religiosos de la Compañía de Jesús a estas Amparadas de la Puríssima, asi por su encendida caridad a Dios y al próximo, como por verdaderos hijos del glorioso Patriarcha San Ignacio de Loyola, primer fundador del recogimiento de mujeres, encargándose de estas ovejas del celestial Pastor para llevarlas como los demás fieles de la Iglesia al puerto eterno de la gloria. Asi mismo hay en la casa una sala alta muy capaz, con su oratorio unido a ella, para las mujeres que por tres, cuatro o ocho días, según Dios las inspirase, quisiesen retirarse a exercicios al modo que se retiran los hombres en el· Noviciado de la Compañía. Daráseles por el tiempo que allí estuvieren de comer lo necesario, sin que hayan menester traer de su casa nada, y los Padres de la Compañía, por la reja del coro, desde la iglesia, les platicarán los exercicios de su Santo Patriarcha (San Ignacio), que tantas almas han dado a Dios sacándolas de la muerte de la culpa a la vida de la gracia. Dios y su Puríssima Madre nos la den a todos y sea esta obra a mayor honra y gloria suya. Amén, Jesús, María y Joseph".

A 19 de Marzo día del Patriarcha gloriosíssimo San Joseph, después de publicada la dicha fiesta por medio de este papel que acabo aquí de escribir, hubo a las 12 del día un general y alegre repique en todas las iglesias de esta ciudad, avisando y convidando con él a todos para que a la tarde fuesen a acompañar a la Emperatriz PurÍssima de los cielos que había de ir a tomar posesión de la casa de las Amparadas de la Puríssima, con una solemnÍssima procesión que se ordenó y dispuso de aquesta suerte: En la Capilla real de Palacio, que estaba adornada curiosamente, estaba puesta en sus andas la hermosa imagen de la PurÍssima que su Excelencia trajo de España, y lleva consigo siempre, y para mayor solemnidad de la fiesta estaba también descubierta la devota y hermosa imagen de la Virgen de los Desamparados Santissima; a las quatro y media de la tarde del dicho día de San Joseph, comenzaron a salir de Palacio a la plaza las compañías de los soldados, a quienes iba capitaneando y honrrando el príncipe y capitán general de la milicia del cielo, el Arcángel San Miguel, que iba curiosamente aderezado en sus andas con la espada desenvainada  y levantada en la mano·defendiendo a su Emperatriz y publicando triunfo y victoria de la casa de las Amparadas de.la Puríssima a pesar de la envidia y contradicciones del que llevaba a sus pies; acompañando y cooperando a esto aplausos los alegres repiques de las campanas, los clarines y chirimías y los repetidos truenos de los soldados·por todas las calles por donde iban, que estaban adornadas y aderezadas con doseles, pinturas y arcos.

Al Arcángel San Miguel se siguió toda la nobleza ilustre de esta ciudad, con sus luces en las manos, acompañando a la Puríssima Reyna del cielo que salió magestuosa en sus andas, llevando un rico palio detrás y llevando el guión delante el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, que no lo dejó de las manos en siete cuadras que anduvo la procesión. Al pasar la procesión por junto la Cathedral, salió muy bien aderezado en sus andas el glorioso San Joseph, a recibir y acompañar a su Puríssima Esposa, a quien fué acompañando delante. Antes que llegase la procesión al Colegio de San Pablo de la Compañía santíssima de Jesús, salió a recibir también y a acompañar a su Puríssima Madre el Niño Jesús, en andas, a quien salió a acompañar también nuestro Padre San Ignacio con toda la religiosa y santa comunidad de sus hijos, con sus luces, a quienes imitaron los colegiales del Real Colegio de San Martín, antes que llegase la procesión a su esquina. Al llegar la procesión a la casa de las Amparadas de la Puríssima le salió a recibir a la puerta de la capilla de dicha casa, revestido con capa blanca de tela, el Padre Provincial de la Compañía de Jesús, Luis Jacinto de Contreras, con diácono y subdiácono, con ciriales y con cruz alta. El gentío y concurso de aqueste día fué de los mayores que ha habido en esta. ciudad de Lima, y el de los tres días que le siguieron a ver la casa que estaba toda aderezada curiosamente.

El jueves 20 de Marzo cantó la misa al Santíssimo Sacramento el Padre Luis Jacinto de Contreras, Provincial de la Compañía santíssima de Jesús de esta Provincia, y predicó el Padre Tomás de Villalba, muy al propósito y al intento.

El viernes 21 cantó la Misa al Patriarcha gloriosíssimo San Joseph el Padre Bartholomé Mesía, y a la tarde predicó el Padre Antonio Lainez, un erudito y curioso sermón. El sábado 22 cantó la Misa a la Inmaculada y Puríssima Concepción el Padre Ignacio de las Roelas, Rector del Colegio de San Pablo de esta ciudad, y predicó muy al alma y muy al espíritu el Padre Jacinto de León, Rector del Noviciado de San Antonio.

Todos estos días, mañana y tarde, acudieron sus Excelencias a solemnizar esta fiesta con su presencia, mostrando en esto la cordial devoción que sus Excelencias tienen con la Puríssima, y el aprecio y estima grande que hacen de tan santa y tan pía obra.



AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CASTILLO - XXVI


XXVI


        Jueves, a diez y siete de Octubre, viernes diez y ocho y sábado diez y nueve de 1669, se celebró en la Capilla real de Palacio la: fiesta de la Asunción de Nuestra Señora titular de la Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados; fiesta que se había trasferido por haberse comenzado a derribar la Capilla para la novena que·entonces se celebró. Todos los tres días, mañana y .tarde estuvo descubierto el Santíssimo Sacramento y la santa y devota imagen de la Virgen de los Desamparados Santíssima; con mucho adorno y música en la Capilla, y con muy lucido, devoto y numeroso concurso. El jueves, por la mañana; cantó la misa el Padre Jacinto de León de la Compañia de Jesus; Rector entonces del Noviciado de San Anthonio, y predicó el Padre Antonio Lainez, muy docta e ingeniosamente; asistiendo su Excelencia en la capilla, mañana y tarde; el día sigüiente, viernes, hizo la fiesta· el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos, y dijo por la mañana la misa cantada el Padre Luis Jacinto de Contreras, Provincial entonces de esta Provincia. Dos días antes de la fiesta; por la tarde, cuando vistieron a la Santíssima Virgen, bajaron sus Excelencias a la Capilla trayendo el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos la saya y manto de la Santíssima Virgen y el vestido del niño en el azafate de plata que dió su Excelencia para este efecto, y la Excelentíssima Señora Condesa de Lemos, el demás adorno, con mucha curiosidad, y un corazón con una S y clavo pequeño de oro en señal de la esclavitud, y del amor y devoción cordial que su Excelencia profesa y tiene con esta Soberana Señora y Reina y Madre de los Desamparados Santíssima. Asistieron sus Excelencias todo el tiempo que estuvieron vistiendo a la Santíssima Virgen, hasta subir el Excelentíssimo Señor Conde de Lemos sobre el altar y ayudar a colocar y poner en su trono a esta Soberana Señora y Reina y haciendo de sacristán su Excelencia, a quien muy bien va, pagando aquesta gran Madre y Señora nuestra aqueste tierno afecto y. cordial devoción.

A dos de Noviembre de 1669, sábado por la mañana, se derrumbó un pedazo del cimiento que en la capilla nueva de la Virgen de los Desamparados Santíssima estaban haciendo, acabándose de apartar y salir de dentro los oficiales y los peones, con que milagrosamente no peligró y murió ninguno.

A nueve de Noviembre del mismo año, sábado por la mañana, acabándose de apartar de junto a una grande y alta pilca [1] (52) de adobes el indio que echaba arena en la dicha obra de la Santíssima Virgen, cayó toda la dicha pilca en el suelo, sin que al indio, ni a otros hiciese daño, lo cual se tuvo por gran misericordia y milagro de la Virgen de los Desamparados Santíssima.

A 23 Y 27 de Noviembre de 1669, estando yo en el aposento y retiro de la antigua Capilla, que estaban al lado derecho del altar mayor de Nuestra Señora de los Desamparados, en donde vivía yo entonces, cuando se comenzó la nueva Capilla de Nuestra Señora, levantando los ojos y poniéndolos en el Santo Christo de la Agonía, que entonces estaba guardado en dicho retiro, sentí interiormente en mi alma una virtud, amor y fuerza atractiva con que el santo y devoto Christo me llevaba el alma, el corazón y el afecto; así, corrÍase mi alma, avergonzábase y confundía de que Christo Nuestro Redentor y Señor la amase, habiendo sido tan mala y conociendo no tener en sí cosa buena, sino mentira y pecados. Parecíale a mi alma, y sentía quando le proponía y decía esto a su Magestad, que Christo Señor Nuestro le respondía y decía, que los amores y los regalos que su Magestad soberana le hacía era para mostrar y manifestar, y para que resplandeciese más en mi alma su amor, su infinita-misericordia y piedad.

A 6 de Diciembre de 1669 se derrumbó un pedazo del cimiento que para la nueva Capilla de Nuestra Se­ñora de los Desamparados se estaba entonces haciendo, y si hubiera caído antes que levantasen de obra a las doce, hubieran quedado quizás sepultadas seis o siete personas dentro.

A·11 de Diciembre de 1669 fuimos a vivir en Palacio y a asistir y servir en él a la Virgen de los Desamparados Santíssima; a petición del Excelentíssimo Señor Conde de Lemos y por mandato expreso de la obediencia, dos Padres y dos Hermanos. A 23 de Diciembre de 1669 se acabaron los cimientos de la nueva Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, habiendo precedido los milagros que están escritos.

A 27 de Diciembre de 1669, habiendo yo entrado a la Capilla real de Palacio, por la tarde, a las 4 a dar los puntos para el Ejercicio santo de la oración mental, que los de la Escuela del Santíssimo Crucifixo de la Agonía tienen los viernes, por la tarde del año, y de la Cuaresma jueves, tuve aviso de que a una esclava morena cogieron estando huída y llevaron a su amo los cuadrilleros, estando ella para irme a buscar primero, para que yo la llevase y apadrinase; habiendo encerrado a esta pobre esclava sus amos, que son muy devotos de Nuestra Señora de los Desamparados y recelosa de algún castigo, se dio en la garganta con un instrumento de hierro, juzgando que con quitarse la vida concluiría con sus trabajos, no advirtiendo ni ponderando que se seguían y le aguardaban otros mayores y eternos. Otro esclavo que tuvo noticia de esto no se atrevió a decirle nada a su amo, también receloso de algún castigo, con que estuvo la pobre esclava desde las doce del día hasta las cuatro de la tarde, con la herida en la garganta; a esta hora fué cuando tuve noticia de esto, atropellando por la distribución y clausura que se tiene en los exercicios en que actualmente estaba, y por la asistencia en la Capilla y Escuela el día .que hay oración, fuí luego a la más extrema necesidad, que era el socorrer a aquella alma desamparada; entré en la casa de la morena, halléla, gracias a nuestro gran Dios y Señor, con vida, cuando temía y recelaba yo hallarla muerta y quizás en el mayor desamparo y castigo eterno de los infiernos; díjome la causa de su desgracla, que era el temor del castigo, díjele que diese muchas gracias a Dios de no estar en el infierno y haberle dado vida hasta entonces, preguntéle la causa de esto, y me respondió, que cuando se dió con el instrumento de hierro sintió que por detrás le detenían las manos, con que fué al soslayo la herida y no penetró ni prosiguió a quitarse la vida, diciendo que la Santíssima Virgen de quien era devota la había librado, y luego supe y hallé que tenía al cuello un rosario, con que el demonio quedó burlado. Yo traté lo primero luego de la verdadera cura del alma confesándola y consolándola muy a gusto y satisfacción, que es el principal y verdadero remedio y la cura más eficaz, y luego le curó el cirujano la herida de la garganta con esperanzas ciertas de vida, con que me volví muy consolado y gozoso a casa, por ver burlado al demonio quando entendió salir con ganancia, y por ver las misericordias y maravillas con que socorre y ampara la Santíssima Virgen a sus devotos.
A 17 de Febrero de 1670, por la mañana, cayó un lienzo del taller que está detrás de la capilla mayor de la Capilla nueva de Nuestra Señora de los Desamparados, que estaban haciendo, y siendo el lugar en donde cayó pasaje tan frecuentado, cayó la pared a tiempo en que no pasaba ninguno, lo cual se tuvo por gran milagro de la Santíssima Virgen Nuestra Señora. Llegándose un hombre a mí en esta ciudad de Lima, a pedirme un día por la mañana le confesase, y diciéndole que volviese después y le confesaría, porque las ocupaciones no me daban lugar entonces, se despidió de mí el hombre, y apenas entró en la plaza cuando en la esquina del Cabildo de la ciudad le halló otro hombre, diciendo cómo lo había conocido en tal pueblo fuera de Lima, y también a su mujer y familia, y haciéndosele muy amigo le convidó a que fuese a almorzar con él; lIevóle a-la calle de los Bodegones, y entrando en una pulpería almorzaron; habiéndose acabado el·almuerzo le pidió al convidado el otro que fuese con él al Callao, pero reconociendo entonces el convidado que aquello parece tiraba a estorbarle la confesión que había quedado de hacer, y que tanto deseaba en su corazón para salir del tormento y continuo· remordimiento y tristeza en que estaba, no quiso admitir la propuesta de acompañarle al Callao, con que quedó burlado el demonio y sin el interés del almuerzo que pretendía; a la noche volvió el demonio con terribles sugestIones, miedo y empacho de sus pecados y con desmayos y sudores grandes del cuerpo a querer estorbarle la confesión, pero no salió con la suya tampoco entonces, porque me volvió a buscar otra vez el hombre y me pidió que le confesase; dejé todo cuanto tenía que hacer entonces por acudir a esta buena obra, y no enviar a aquel pobre penitente desconsolado, comenzé a confesarlo generalmente, pero apenas hubo comenzado la confesión quando comenzó a temblar todo y estremecerse con un copioso sudor de rostro, que cualquiera juzgara que se moría sin poder hablar ni articular una palabra tan sola; entendí, y penetré el ardid del demonio luego, y así mandé al penitente que solo me respondiese, agasajándole y confortándole para no errar y acertar la cura, comenzéle a hacer con amor y blandura algunas preguntas, con las cuales descubrí en su corazón una madriguera de pecados muy feos y graves que causaban al penitente muy gran empacho y temor y apenas los pronunció y echó por boca todos cuando se deshizo aquella tormenta, quedando el penitente con grande paz y tranquilidad en su corazón y libre de las astucias y esclavitud del demonio; acabó su confesión general con grande consuelo mío por haber ganado y dado aquella alma a Dios. 

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