martes, 5 de julio de 2016

diccionario

El 11 de diciembre de 2014, en la sede del Pontificio Consejo de la Cultura, bajo la presidencia del Sr. Cardenal Gianfranco Ravasi, el R.P. Fidel González Fernández presentó el estado actual de los trabajos de elaboración del "Diccionario de Historia Cultural de la Iglesia en América Latina". En espera del gradual completamiento de esta magna obra, que requerirá aún años de trabajo, se puede ya apreciar una abundante documentación recogida y sistematizada según muy variadas "voces", ingresando en el hermoso portal telemático de este Diccionario, para el que la Universidad Popular de Puebla ha ofrecido sus servicios técnicos. El Sr. Cardenal Ravasi ha destacado la necesidad de una mayor colaboración de todas las Comisiones de Cultura de las Conferencias Episcopales de los países latinoamericanos, invitando también a todos los interesados a enviar estudios inéditos relativos a las diferentes voces del Diccionario e incluso trabajos ya publicados.

 

A continuación se transcribe la presentación de este proyecto, por parte de su Coordinador general, el R. P. Fidel González Fernández.

 

"Este Diccionario de Historia Cultural de la Iglesia en América Latina nace por iniciativa del Consejo Pontificio de Cultura, que convocó en Lima una reunión de representantes de las conferencias episcopales de América Latina y del Caribe en los primeros días de julio de 2006. Desde hacía bastante tiempo, se sentía la necesidad de ofrecer al público interesado en la historia de la formación del Continente Latinoamericano, un instrumento de fácil consulta, en el que se pusiera de manifiesto la contribución indudable que el hecho cristiano ha dado a la identidad, unidad y originalidad de América Latina. Por ello se quiso tomar conciencia, dialogando con un nutrido grupo de historiadores, enviados por las conferencias episcopales, sobre el asunto. Allí se dieron algunos pasos más concretos para poner en marcha el proyecto querido por todos.

 

Entre sus principales finalidades, el proyecto se propuso practicar una toma de pulso al momento historiográfico latinoamericano en su vertiente cultural-eclesiástica. Toma de pulso que debería servir para que los reunidos se formaran conciencia de lo que hasta entonces se había hecho y de lo que aún quedaba por hacer, en orden al mejor conocimiento de la historia cultural de la Iglesia en el Continente Latinoamericano. En aquella reunión y por medio de varias cartas y comunicaciones enviadas a los participantes y a las Conferencias Episcopales, se fueron perfilando cada vez más los objetivos y el método. Se invitaba a presentar aportes que habían de ajustarse a esta doble modalidad: informes sobre fondos históricos poco conocidos de archivos y bibliotecas, y obras específicas sobre el asunto. Se recibieron, leyeron y comentaron indicaciones sobre posibles artículos o voces para el diccionario y varias comunicaciones que tocaban los más diversos temas.

En cuanto a obras generales, así de análisis como de síntesis, existen historias eclesiásticas y culturales generales o para cada país, como también una rica bibliografía específica en el campo tanto civil como eclesiástico, diccionarios bibliográficos y obras misceláneas de naturaleza diversa, pero falta todavía un diccionario que recoja el papel del cristianismo en la forja del Continente. No se trata de redactar y poner al día una nueva historia eclesiástica o una historia cultural, sino la de facilitar un instrumento de fácil consultación que responda precisamente al título que lleva el diccionario.

 

Está claro que la historiografía cultural de la Iglesia en América Latina actualmente tiene ante sí un campo vasto y complejo. El preparar un diccionario de fácil manejo para todos los públicos es una empresa ardua, pero necesaria. Por ello, resultaba aconsejable una obra bien clasificada por artículos o voces y dividida según algunos criterios de extensión (artículos mayores y voces, intermedias y menores) tuviese presente el título que se le quería dar al Diccionario: cultural de la Iglesia en América Latina, que, sin renunciar a las síntesis de los grandes temas que pudieran presentarse, se caracterizara, más bien, por un trabajo de acopio del material bibliográfico y de ordenación de los datos históricos, ya poseídos y elaborados. La idea inicial partió del Padre Bernard Ardura, premostratense, secretario del P. C. de la Cultura, sostenido por el entonces Presidente de dicho P. Consejo, el Cardenal Paul Poupard. La idea será luego sostenida por el actual Presidente el Sr Cardenal Gianfranco Ravasi.

 

El proyecto fue objeto de especiales encuentro y debates con atinadas sugerencias. El plan detallado y la estructura del trabajo del Diccionario, la preparación del elenco bibliográfico de las colecciones, estudios y revistas que habían de ser citados con frecuencia en sus artículos, la lista de artículos mayores, y de voces intermedias y menores fueron objeto de estudio y elaboración por parte de algunos colaboradores del P. C. para la Cultura y de los diversos participantes en el Encuentro citado de Lima de 2006.

 

Entre los problemas previos y fundamentales que se tuvieron que resolver, el más acuciante, sin duda, resultaba ser el relativo al equipo de colaboradores. Preciso es confesar que no fue empresa fácil esta colaboración, llevada a cabo en una total gratuidad, dada también la complejidad y variedad de las situaciones concretas de los países que forman América Latina y el Caribe. Se buscó en cada país latinoamericano a través de la Comisión de Cultura de cada Conferencia Episcopal un coordinador que se responsabilizara de encontrar los colaboradores para los temas relativos a su país. El valor de las colaboraciones y el singular mérito de sus autores, es al lector, no a nosotros, a quien toca juzgarlos. Por lo demás, resulta evidente que coordinar a artículos y voces sobre argumentos muy dispares, dispersos por toda el área de la geografía Latinoamericana y del Caribe, y algunos en otros países como España y Portugal o los Estados Unidos de América, por razones obvias de sus vínculos históricos con el Continente Latinoamericano y su reconocido conocimiento de la materia, no ha sido empresa fácil, viniendo a constituir dicha circunstancia uno de los motivos que explican la lentitud con que la obra ha procedido, y no pocos de los fallos que puedan encontrársele.

 

Conjuntados, pues, los criterios y esfuerzos del proyecto, la empresa del Diccionario empezó a marchar, entrando en su fase ejecutiva, con una serie de problemas que estamos queriendo resolver en la medida de lo posible".

 

El título de la Obra

 

"Se dio por definitivo el que campea en la portada y que no tiene precedentes en la historiografía latinoamericana, al menos con esa fórmula exacta. Existen aquí y allá en el mundo de lengua española y portuguesa títulos como Enciclopedia de la Religión Católica; Diccionario de Ciencias Eclesiásticas, Biografía Eclesiástica, Diccionarios Biográficos de personalidades en los diversos países, etc.. Con estos diccionarios o enciclopedias coincide nuestro Diccionario en exigir para sus artículos el natural orden alfabético y en ceñirse a temas y voces de contenido eminentemente cultural  y eclesiástico, por lo menos en alguna de sus facetas.

 

El alcance del título, Diccionario de la Historia Cultural de la Iglesia en América Latina, resulta más complejo y se presta a que teóricamente pudieran fijarse a dicho contenido diferentes metas. El Diccionario tiene por objeto el papel y el influjo que el Hecho cristiano ha tenido y sigue teniendo en la forja de la historia cultural del Continente Latinoamericano. No es un Diccionario de la Historia Cultural genérica del Continente, sino específica y relativa a cuanto el título indica. Lógicamente en muchas de sus artículos y voces entran temas, hechos y personajes que de una manera o de otra han tenido que ver de manera positiva o negativa con ese aspecto histórico que es el objetivo del Diccionario. En concreto, el principal problema que se deriva de semejante titulación es si el Diccionario había de alcanzar también a todas aquellas voces de la historia cultural pre-colombina o a otras muchas que pertenecen sin duda a la historia de la cultura moderna, sobre todo occidental. Incorporar efectivamente al diccionario nos llevaría a un proyecto enciclopédico vastísimo, que sale de los objetivos del Diccionario. Por ello se han impuesto criterios restrictivos. Sólo en proporción muy pequeña, se deberá tocar el mundo cultural señalado precisamente por tener que ver directamente o indirectamente con el objetivo señalado por el Diccionario en sus contenidos específicos. Un cambio importante en la elaboración del Diccionario se presentó necesario muy pronto. Fue la conveniencia de presentar el Diccionario en red telemática antes que en una impresión normal en papel, que llevaría un largo tiempo de preparación y de espera. Se pensó así la formación de un Diccionario ante todo en red, que irá creciendo con el tiempo y alimentándose con artículos y voces que irán confluyendo en él, como los afluentes de un rio que lo va ensanchando. Estos artículo y voces, coordinados por la dirección del Diccionario, siguen los mismos criterios de todo el Diccionario, pero podrán ser corregidos y mejorados en la medida en que sus mismos autores lo crean oportuno y según los criterios del Diccionario. La intervención en los artículos lo podrán hacer sólo los Autores de los mismos y las correcciones de uniformidad metodológica y de presentación será responsabilidad de la Dirección del Diccionario. Ninguna persona ajena al mismo podrá por ello corregir o intervenir directamente en el mismo, aunque podrán dar sugerencias convenientes para su mejoría e incluso proponer colaboraciones con nuevos artículos sobre argumentos específicos. 

 

El contenido

 

Si no lo hemos dicho expresamente, ya hemos dado a entender que el Diccionario no ha pretendido, por principio, hacer investigación de primera mano sobre cada una de los voces. Si en algún caso ha ocurrido lo contrario, ha sido por singulares razones, derivadas, bien de la naturaleza de los artículos mismos, bien de la personalidad de los autores que los redactaron. De todas formas y con las limitaciones naturales, hay que reconocer que el conjunto del Diccionario debería ofrecer una panorámica de conjunto sobre el tema de cada artículo, como propósito genérica y sintética al mismo tiempo en los diversos sectores de la historia cultural de la Iglesia en América Latina. Lo que desde el primer momento se intentó verdaderamente, fue eso: recoger en resúmenes breves y claros los datos históricos ya conocidos y elaborados sobre personajes y asuntos culturales y eclesiásticos relacionados con el primer tema específico.

 

Esta distinción, entre asuntos temáticos y personas, aun siendo tan obvia, también plantea su problema; se conjuntan ambos aspectos: el no biográfico o temático y el biográfico.

 

Sin embargo, la insistencia será más con el primer aspecto, es decir, con los asuntos histórico-culturales-eclesiásticos de la Historia Cultural de la Iglesia en el Continente Latinoamericano. No es fácil hacer de ellos una clasificación sistemática y, menos, establecer entre los mismos, en función de su importancia, un orden jerárquico. Pero tampoco importa mucho que se hagan ni uno ni otro. En cambio, si interesa poner de relieve que la principal preocupación de a la hora de recoger dichos asuntos en los correspondientes artículos, que se polarizó siempre hacia criterios que dieran cabida no sólo a los grandes acontecimientos y situaciones extraordinarias de la Iglesia latinoamericana desde un punto de vista cultural, sino también a sus instituciones habituales y ordinarias y, dentro de éstas, a las menos conocidas o divulgadas, por ejemplo, las administrativas, sociales y económicas. Con lo cual se propone que ninguna manifestación cultural apreciable de esa Iglesia, a lo largo de sus más de quinientos años de vida en América Latina, quede segregada. No pocos artículos constituyen pequeños tratados que darían para sendos libros; por eso en su redacción han tenido que entrar, de ordinario, no uno sino varios colaboradores especializados a veces tratando un mismo argumento de fondo bajo diversos prismas o aspectos.

 

Otros artículos de voces, a pesar de su extensión y del cúmulo de datos que llevan consigo, no pasan de ser, por la naturaleza misma del asunto, más que un intento de recopilación ordenada, que no podía, ni en cantidad ni en calidad, aspirar a resultados definitivos; pues hubieran supuesto otros tantos diccionarios dentro del Diccionario. Como serie de artículos básicos y adecuados, al máximo, a la finalidad y título del Diccionario, no pueden quedar sin mención los dedicados a cada una de las antiguas diócesis latinoamericanas en sus diversas perspectivas históricas, precisamente por el papel que han jugado en la historia cultural de América Latina: además de llevar casi todas voz propia, y se procura dar una noticia elemental de lo que fueron y del papel que jugaron en la vida de Iglesia en aquellos primeros siglos de vida. Para las nuevas diócesis el trabajo dependerá de la colaboraciones que lleguen de cada una de ellas.

 

En cuanto a las biografías, nos encontrarnos ante varias disyuntivas fundamentales y de opción menos indubitada, a saber: en qué medida han de incluirse personas del estado eclesiástico y del mundo laical cuyo peso en la marcha de la Iglesia latinoamericana se considere claramente específico y de influencia notoria; si la selección debe hacerse a escala nacional o por grupos separados, bien siguiendo las instituciones Eclesiásticas normales (obispados o diócesis, Órdenes religiosas, etc.), bien atendiendo a las respectivas especialidades técnicas en que lucieron los biografiados (teología, filosofía, derecho, literatura, arte, música, etc.) o a sus personales situaciones, positivas o negativas, con relación a la Iglesia (santos, fundadores, teólogos y pensadores católicos, reformadores, personajes considerados heterodoxos, manifiestamente hostiles o perseguidores de la Iglesia, etc.); finalmente, si incluir también a personas vivas o sólo a las difuntas.

 

Al cerrar nuestras observaciones sobre el contenido del Diccionario, se debe señalar que siendo un Diccionario "abierto" muchos otros temas específicos podrán ser incluidos en el Diccionario. Todo depende también del interés que pueda suscitar la iniciativa, tratándose de algo totalmente voluntario y gratuito sobre una copiosa y rica historia de temas, asuntos y personas de la Historia Cultural de la Iglesia en América Latina.

 

El método

 

Su postulado más general e importante, impuesto por la naturaleza de la obra y la correspondiente metodología en uso, ha consistido en dividir todos los artículos en tres partes bien diferenciadas, incluso tipográficamente: una, la principal y primera, donde se han reunido los datos y noticias pertinentes a cada tema, ya sea éste de persona o de cosa; otra, donde se han recogido las oportunas referencias bibliográficas y otra con las notas reunidas de las citas de textos y de estudios, que se indican a lo largo del artículo. Sobre cada uno de los tres apartados será bueno hacer algunas advertencias:

 

1.a Todo articulo principal llevará en cabeza el signo de lo que es, vinculado a una voz.

 

2.a Tratándose de asuntos no biográficos, novedad puede ser del Diccionario el abundar en largos artículos que sinteticen los grandes temas históricos de la Iglesia latinoamericana, dando de los mismos una visión de conjunto, y sin perjuicio de que algunos de los puntos tocados en ellos vuelvan a tener luego su voz y su artículo allá donde por orden alfabético les corresponda.

 

3.a La estructura de cada uno de esos grandes artículos no ha obedecido a esquemas rígidos, ni siquiera iguales. En general, su disposición y divisiones se han dejado al arbitrio de los respectivos autores; limitándose la dirección del Diccionario a perfilar detalles puramente extrínsecos.

 

4.a La bibliografía que acompaña a estos trabajos más largos y más articulados se caracteriza también, casi siempre, por su mayor extensión. En las voces menores la bibliografía está reducida al mínimo y puede darse también el caso que por la naturaleza y brevedad del asunto se omita. En algunos casos de artículos más largos se ha visto conveniente ofrecer listas bibliográficas más largas de autores conocidos sobre el argumento, generalmente dispuestos por orden alfabético.

 

5.a Para los artículos biográficos; la única norma metodológica seguida con rigurosidad, se ha concretado a poner siempre en cabeza el apellido de la persona historiada o el nombre común por el que el personaje es universalmente más conocido.

 

6.a El problema de la bibliografía en estos artículos biográficos: se indican sumariamente algún escrito publicado sobre el sujeto en cuestión o algún escrito suyo importante. Pero ya en varios casos se dan referencias sobre esas obras, si son importantes en la historia de la historiografía, con voces particulares, acompañada en muchos casos de un breve estudio de las mismas; otra, la corriente, que viene en segundo término, cuya disposición y título es igual en todos los artículos, biográficos y no biográficos.

 

7.a Huelga advertir que el Diccionario, por principio, carece de ilustraciones, así dibujadas como fotográficas. No se excluye, que tratándose de un Diccionario que comienza su andadura en red, un día puedan incluirse.

 

8.a Desde el punto de vista metodológico que enjuiciamos, la gran innovación del Diccionario esta, sin duda, en el sistema adoptado para citar aquellos instrumentos bibliográficos cuya presencia es en sus páginas más frecuente, si no continua.

 

9.a Otros grupos de abreviaturas que se refieren a lugares de impresión de libros, citados más frecuentemente, o a nombres de Órdenes y Congregaciones religiosas, o a términos técnicos muy en uso, o a títulos conocidos de instituciones, personas, etc., no plantearan especiales dificultades; pero, por si acaso, pueden verse, asimismo, resueltas en las correspondientes tablas de «Otras siglas y abreviaturas no tipográficas».

 

10.a Teniendo en cuenta que los temas de algunas voces, así de biografías como de asuntos, están actualmente en revisión y estudio, y que la investigación se halla siempre en fase constituyente, el Diccionario queda abierto a revisiones continuas, correcciones y ampliaciones temáticas consideradas necesarias.

 

Limitaciones

 

Sería infantil e ilusorio pensar que la obra del Diccionario podría resultar perfecta. Empresas son éstas que, aun con más medios de los que nosotros hemos dispuesto, llevan consigo inevitables taras que se manifiestan, por ejemplo, en la ausencia de voces y artículos cuya presencia debe ser obligada u oportuna por razón del tema; o en el desorden, según los presupuestos criterios alfabéticos, con que aparecen colocadas algunos artículos y voces; o en la repetición, al menos parcial, de conceptos y noticias que se tocan desde diferentes ángulos; sin referirnos a las erratas o fallos  debidos o a la variabilidad con que se ha procedido al citar, abreviándolos, los títulos de obras que se repiten con insistencia, o en el empleo de mayúsculas y minúsculas, o en la disposición de los grupos numéricos correspondientes a citas de colecciones y revistas e incluso a la metodología en las citas, que iremos unificando pacientemente en la medida en que aparezcan los artículos. Ya hemos hecho alusión a una serie de causas que pueden explicar esas posibles limitaciones: el número y la diversidad de las colaboraciones, las dificultades inherentes al tratamiento y estructuración de algunos temas, el demasiado tiempo transcurrido desde que se iniciaron los primeros trabajos, lo relativamente complicado del aparato bibliográfico, etc.

 

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Este Diccionario de Historia Cultural de la Iglesia en América Latina, bajo los auspicios del Pontificio Consejo de la Cultura, comienza a ver la luz gracias al mismo y al apoyo continuo de  su Presidente, el Sr Cardenal Gianfranco Ravasi. Con la ayuda de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (México) (UPAEP) se ha comenzado la realización técnica del mismo. Son también muchas las personas e instituciones que cooperan en el proyecto directamente o indirectamente, sobre todo en la elaboración de los artículos del mismo y cuyos nombres constan al final de los mismos. Este proyecto se basa sobre la total gratuidad de cuantos colaboran en el proyecto, por lo que gracias a estas colaboraciones comienza la singladura del mismo.