sábado, 10 de febrero de 2018

EL PORQUÉ DEL NOMBRE "Francisco" DEL SUMO PONTÍFICE ACTUAL

Dr. Camilo Orbes Moreno, de la Academia de Historia de la Iglesia de Colombia

 

Su  Excelencia Jorge Bergoglio por pertenecer a la sociedad de Jesús pudo llevar los nombres de Francisco de Borja, del humildísimo San Pedro Claver también Jesuita como el anterior, más prefirió caracterizarse como fue el menor entre todos los legos que él fundó en Italia convulsa, hijo del comerciante de pro Pedro Bernardone y de doña Pica con oriundez provenzal;  he aquí el prohombre del siglo XIII y de todos los tiempos y quien dijo el semita Renán que su cántico al Sol y a la hermana luna es el fragmento más bello de poesía religioso después del evangelio y la expresión más acabada del sentimiento religioso moderno. Francisco de Asís tuvo en tan alto grado ser sacerdote, que jamás pretendió solicitar tan beatifico sacramento Levítico; desempeño su vocación monacal como el más humilde diacono de la iglesia Católica, camino tomado de la mano de nuestro señor Jesucristo, con la humildad de un fraile menor de la Ermita de San Damián. Con un grito perenne ¨el amor no es amado, el amor no es amado, no es amado el amor¨; su corazón fue un horno ardiente de penitencia, ayuno y  oración, sus sandalias las   del corazón de todos los hombres y mujeres  semejantes a él y a Santa Clara de Asís, su maternal y angelical hermana llena de pobreza por los cuatro costados, su fe, su esperanza, su amor las ungió con su santísima hermana pobreza; como sucedió en la patria franciscana de la Santa Laura Montoya Upegui Moreno y del beatísimo padre Marianito de Jesús Euse Hoyos. La belleza de su asombro la encontramos en su perfecta alegría, la oración y la penitencia de San Pedro de Alcántara.        

 

Francisco Bernardone tenía un corazón de niño por lo cual creyó que Cristo necesitaba reparar la Ermita de san Damián, en el siglo del pontífice Inocencio III, rodeado de basílicas góticas atizadas de cruzadas , peregrinaciones, en la plenitud del Concilio de Letrán, año de 1215. El parto de estos doctores de la iglesia, fueron las universidades; a la cabeza la de Bolonia.

 Los primeros Frailes menores salen de párvulos chozas, como Cristo nato en un portal de Belén y alumbrado por la estrella de la patria chica chica del rey David, francisco partió jubiloso hacia las misiones de oriente, testigo de su entorno asceta y místico, todos los laicos de la tercera orden.

El pastor protestante Paul Sabatier, catedrático en la universidad de Strasbourg, de esta manera contempló al poverello revestido no de ornamentos sacros sino de su dalmática casulla de servidor permanente en las eucaristías, especialmente entre los ventiqueros de Greccio.

 He aquí su precepto ¨todo origen es misterioso¨ y su alter ego, Fray León pregunto a Francisco, como encontraba a Dios cuando hace penitencia y ora por su fraternidad? Como un paso en las bodas de Canaán nunca lo trato como mi Dios y mi todo purifico mis labios partidos con el bálsamo de la palabra, Abba padre amado, como nos enseña el estigmatizado de Alvernia y el Pontífice Jorge Bergoglio toma mi querencioso hermano menor su sentir más adentro del mar borrascoso.

 

El día aciago o la noche de tinieblas se aposentó en el corazón de Francisco, qué hacer ante la disyuntiva de ser fraile asceta o contemplativo pero en acción fraternal? y en esta disyuntiva cuasi misericordiosa corrió a las puertas  del monasterio de San Damián, tras la humilde sabiduría de la noble prosapia de Santa Clara Favarone y Hortelana, dentro del torbellino, centros primordiales de la vida y oblación perfecta como la sagrada familia entre Belén y el Calvario responde a su confraterno cuitado con la doctrina ecuménica y la de Eloi Leclerc, quien descubre el carisma o secreto de  entronizar en el sagrario de la divina providencia el supremo donde munífico de las bienaventuranzas  evangélicas o dones del espíritu santo, sucedió que a Francisco le asaltó una angustiosa duda.

 

-          ¨Hermanos, les decía, ¿Qué me aconsejáis?

 

-          ¿Qué os parece mejor: que me entregue del todo al ejercicio de la oración o que vaya a predicar por el mundo? Ciertamente yo, pequeñuelo, simple e inexperto en el hablar, he recibido una mayor gracia para la oración que para la palabra. Me parece también que en la oración hay más ganancia y aumento de gracias; en la predicación, en cambio,

Más bien se distribuyen los dones recibidos del cielo. En la oración además, se purifican los afectos interiores y se une el alma con el único, verdadero y  suma bien, fortaleciéndose en la virtud; más en la predicación se empolvan los pies del espíritu, se 

distrae la atención en muchas cosas y se rebaja la disciplina. finalmente en la oración hablamos con Dios y lo escuchamos, llevando una vida cuasi evangélica; en la predicación, en cambio, vivimos obligados a usar de gran condescendencia con los hombres, y teniendo que convivir con ellos, se hace forzoso pensar, ver, hablar y oír muchas cosas humanas.¨

 

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